“¿Por qué recorrer toda esa distancia simplemente para oír disertar a alguien?”
¿Ha oído usted alguna vez esta pregunta?
Yo sí la he oído — exactamente antes de partir para la reunión anual de mi asociación.
Asistir a nuestra asociación incluye, idealmente, mucho más que meramente oír disertar a una persona. Y significa más que ver a nuestro maestro y conversar con él y con nuestros compañeros estudiantes de la Ciencia Cristiana. Significa reafirmar nuestra dedicación para servir y expresar a Dios; es una oportunidad para recibir inspiración y para compartir y analizar ideas espirituales; una ocasión para fortalecer y ampliar nuestro cometido de sanar por medio de la Ciencia Cristiana.
Cuando los estudiantes se resuelven a asistir a su asociación anual regularmente, están siendo obedientes y desinteresados, están expresando el Principio y Amor divinos. Están actuando de acuerdo con el Artículo XXVI, Sección 6, del Manual de La Iglesia Madre, provisto para ellos por la Sra. Eddy. Los estudiantes que dejan de lado todas las demás obligaciones e intereses para asistir a estas reuniones van expectantes, prontos para dar y aprender.
Asistir a nuestra asociación no es sólo un deber; es una bendición. Es una ocasión para crecimiento espiritual, que proporciona mayores oportunidades para demostrar que Dios es todo y que Él amorosamente cuida de Sus hijos. Parte de esta demostración debe manifestarse por la inspiración y eficiencia que expresa el disertante.
Si nuestra reunión de asociación se lleva a cabo en una ciudad distante de nuestro hogar, ello ofrece una ocasión para confiar en la eterna presencia de la provisión, dirección y protección divinas y comprobarlo. Dios ama a Sus hijos, a todos y a cada uno de nosotros. Al igual que el Salmista, podemos regocijarnos al saber que “Jehová es mi pastor; nada me faltará”. Salmo 23:1; Tendremos todo lo que necesitamos — transporte, alojamiento, suficiente dinero, contactos e intercambios personales armoniosos — en la medida en que comprensivamente afirmemos nuestra filiación y unidad con Dios, nuestro Padre-Madre, la fuente de todo bien, y cuando honesta y confiadamente dependamos de Él para abastecer nuestras necesidades. “Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Rom. 8:28; Jamás podemos separarnos de Dios ni de Su bondad.
La oración es importante para el desarrollo de nuestra asociación — antes, durante y después de la reunión misma. Al mantener nuestro pensamiento espiritualmente claro y elevado, libre de las agobiantes creencias, temores, dudas y preocupaciones humanas, somos más receptivos al contenido espiritual del mensaje. Podemos sentir la inspiración de la Verdad divina que fortalece, sana, y nos abre nuevos horizontes.
Al orar por nuestra asociación, nos ayuda el saber y afirmar la verdad espiritual del ser del hombre como hijo de Dios, no sólo para nosotros mismos sino también para los demás miembros de nuestra asociación. Podemos saber que, como lo dice la Sra. Eddy, “el Amor es imparcial y universal en su adaptación y en sus dádivas”.Ciencia y Salud, pág. 13; Nadie está excluido de la bondad de Dios u olvidado. Cada uno es cuidado, y abundantemente proveído, ahora mismo. Podemos afirmar que en el ser verdadero no existen accidentes, demoras, pérdida de las conexiones de vuelos, ni inconvenientes de ninguna clase porque el gobierno de Dios es completo e infalible. Su creación es cabal y perfecta. Únicamente Dios es todopoderoso y omnipresente. Según lo escribe la Sra. Eddy: “Toda función del hombre real está gobernada por la Mente divina”.ibid., pág. 151;
Podemos reconocer que el hombre refleja naturalmente la Verdad. Podemos saber que es sólo Dios, la Mente divina, quien imparte las ideas a Su creación. Estas ideas son revelaciones puras y sencillas de la verdad divina, que todos pueden entender y demostrar. Las ideas de Dios son directas, pertinentes, siempre nuevas e inspiradoras. Tienen poder para reformar y sanar.
Aunque el maestro ya no esté presente para dirigir la asociación, nuestra asistencia individual a ella es todavía importante. La instrucción en clase en la Ciencia Cristiana es una experiencia continua y progresiva, y la asociación es parte de esa experiencia. Las reuniones anuales ayudan a fortalecer nuestro entendimiento de la Ciencia Cristiana y nos impelen a alcanzar objetivos espirituales más elevados. Contribuyen a encauzar nuestros pensamientos y acciones, y son espiritualmente fortalecedoras.
Aunque hayamos recibido clase en la Ciencia Cristiana por un autorizado y devoto maestro, jamás debemos olvidar que Dios es nuestro verdadero maestro, porque Él es nuestra Mente, y Él está siempre con nosotros. “Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios”. Juan 6:45. A diario y continuamente somos enseñados mediante Sus estatutos, mandamientos y revelación. Aprendemos por medio del estudio consagrado y profundo de las Escrituras y de las obras de la Sra. Eddy, siguiendo el ejemplo del Maestro, Cristo Jesús, y mediante la comunión silenciosa y fervorosa con Dios. Cada uno de nosotros progresa de acuerdo con su propio nivel de comprensión. Cada uno de nosotros tiene un propósito y cometido únicos, los cuales nos son revelados por Dios. Somos guiados y enseñados de acuerdo con nuestras necesidades individuales.
La asociación es una ocasión para compartir nuestro desarrollo y aplicación de la Ciencia Cristiana y vislumbrar más de la infinitud de la bondad de Dios. Es una oportunidad para regocijarse por el progreso espiritual y logros de los demás. Nunca debería ser una ocasión para comparaciones envidiosas, habladurías o malicia, porque tales actividades negativas sólo sirven para privarnos de nuestro gozo y satisfacción espirituales naturales y obstaculiza nuestro progreso hacia el Espíritu.
No importa cuán jóvenes o maduros, o cuán adelantados o relativamente nuevos en el estudio de la Ciencia Cristiana, todos los estudiantes de esta religión práctica que han tomado instrucción en clase, pueden ser bendecidos al asistir a su asociación anualmente. Si asisten a ella con mente receptiva y corazón sincero, recibirán la inspiración y las respuestas que necesitan para elevarse más algo en el entendimiento y la demostración de la Vida eterna. Ciertamente encontrarán que el viaje vale la pena.
