El universo material es un universo de creencias. El Cristo, la Verdad, como Cristo Jesús lo enseñó y demostró, y que está activo en esta época a través de la Ciencia Cristiana, nos salva de estas creencias. Son corregidas y mejoradas por esta Verdad salvadora hasta que al fin ceden a las leyes divinas que estas creencias falsifican.
Vamos a analizar tres creencias que afectan en grado sumo la práctica sanadora de la Ciencia Cristiana y veamos cómo la Ciencia del Cristo nos ayuda a corregirlas: la creencia de que la enfermedad, o la discordancia de toda clase, es externa a la consciencia; la creencia de que la salud y la armonía que resultan del tratamiento en la Ciencia Cristiana son cambios físicos; y, quizás una de las más sutiles, la creencia de que la salud se encuentra en la materia o depende de ella.
Al enfrentar una condición discordante, cuanto más alerta estemos para reconocerla como una creencia falsa, tanto más rápidamente podremos aplicar la ley espiritual. No podemos aplicar la verdad, que es espiritualmente mental, a una condición física que suponemos que está fuera de la consciencia. Mientras creamos que la dificultad es una condición de la materia no podremos penetrarla. Pero cuando las condiciones físicas se resuelven en los pensamientos, o en las creencias, que las han producido, estas creencias pueden ser reemplazadas con ideas espirituales. Como la Sra. Eddy nos enseña en Ciencia y Salud: “La metafísica resuelve las cosas en pensamientos y reemplaza los objetos de los sentidos por las ideas del Alma”.Ciencia y Salud, pág. 269; Tratar de aplicar declaraciones de la verdad a condiciones físicas no es metafísico. La Sra. Eddy dice: “Es charlatanismo mental hacer de la enfermedad una realidad — considerarla como algo que se ve y se siente — y entonces tratar de curarla por medio de la Mente”.ibid., pág. 395;
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