Hoy en día podemos enfrentar y vencer la enfermedad y la mortalidad — como también el pecado — sobre la misma base en que Cristo Jesús los venció. Mary Baker Eddy declara sucintamente cuál era el propósito que lo guiaba y el método que él utilizaba: “Jesús vino para salvar a los hombres precisamente de estas ilusiones con las cuales parecía conformar él mismo: de la ilusión que declara real al pecado, y al hombre un pecador que necesita un Salvador; de la ilusión que declara que la enfermedad es real y el hombre un enfermo que necesita un médico; de la ilusión de que la muerte es tan real como la Vida. De tales pensamientos — invenciones mortales, todas sin excepción,— Cristo Jesús vino a salvar a los hombres, mediante el bien siempre presente y eterno”.La Unidad del Bien, págs. 59–60;
Cristo Jesús vino a enseñar y a demostrar la Ciencia del bien, la Ciencia de la infinitud de Dios y de la eterna perfección del hombre como idea de Dios. Venció los falsos testimonios que presentaban los sentidos materiales — el sufrimiento, el mal, y la mortalidad — porque comprendió que eran engañosos. Debido a que esta habilidad proveniente del Cristo es eterna, también nosotros hoy en día podemos empezar a eliminar de nuestro pensamiento la creencia en la realidad del mal.
Al hacer esto, comprendemos el verdadero sentido de la Pascua de Resurrección, que no es simplemente una época del año ni un acontecimiento social o cultural. Al reemplazar lo material y falso con lo espiritual y verdadero, comenzamos a ver el significado metafísico de la Pascua de Resurrección que es aplicable durante todo el año y siempre. La Sra. Eddy declara: “El elevarse por encima de la evidencia falsa a la evidencia verdadera de la Vida, es la resurrección que se adueña de la Verdad eterna”.ibid., págs. 60–61;
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