¿Se te ha encomendado alguna vez algo realmente importante? Como, por ejemplo, cuidar de tu hermanita o hermanito mientras tus padres estaban fuera. Tus padres tenían fe en ti, y no los desilusionaste.
La Biblia dice que José también era una persona en la que se podía confiar, aun cuando la tentación fuera muy fuerte. Cuando José era joven sus hermanos le tenían envidia. Lo echaron en una vieja cisterna donde fue hallado por unos mercaderes quienes a su vez lo vendieron a otros mercaderes que iban para Egipto. Allí fue vendido a un oficial del ejército llamado Potifar. José sirvió bien a su amo y por eso fue hecho mayordomo. En el Génesis leemos: “Así halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía”. Gén. 39:4;
El amo de José tenía confianza en él. Le dio mucho poder y le hizo un hombre muy importante. En cierta ocasión en que Potifar se ausentó dejó a José a cargo de su casa. La esposa de Potifar quería que José la enamorara a pesar de que ella era casada. Quería que él tomara el lugar de su esposo. Ella no le era fiel a Potifar. José sabía que lo que ella pedía estaba mal, y le dijo: “No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?” v. 9;
José sabía que cuando dos personas se casan prometen ser fieles uno con el otro. La esposa de Potifar quería quebrantar esa promesa. Quería cometer adulterio, un pecado muy serio. Y ella quería que José dejara de serle fiel a Dios. Pero él se rehusó a tomar el lugar del esposo con la esposa de Potifar, aun cuando ella lo tentaba todos los días. Se mantuvo firme a pesar de que sabía que era muy posible que la esposa de Potifar lo haría castigar por no hacer lo que ella quería. No obstante, hizo lo que él sabía que era correcto. Se mantuvo fiel.
La vida de José estuvo llena de momentos de prueba, pero cado vez que fue puesto a prueba se mantuvo fiel a Dios. Siempre demostró que se podía confiar en él. Su recompensa llegó más tarde cuando Faraón, el Rey, puso tanta confianza en él que lo hizo el segundo hombre de más importancia en todo Egipto. Sólo Faraón era más importante. Así es cómo José tuvo aún más oportunidades de servir a Dios y de ayudar a mucha gente, incluso a sus hermanos que habían sido la causa de que fuera vendido como esclavo.
El mandamiento “No cometerás adulterio” Éx. 20:14; dice a las personas casadas que deben ser fieles el uno con el otro. Que no deben destruir el matrimonio. Mary Baker Eddy nos dice en el libro de texto de la Ciencia Cristiana que este mandamiento es tan importante como el que nos ordena que no debemos matar. Ella nos dice: “El mandamiento: ‘No cometerás adulterio’, no es menos imperativo que el otro que dice: ‘No matarás’ ”.Ciencia y Salud, pág. 56;
Cuando dos personas se casan hacen una promesa especial. Sólo cuando cumplen con esta promesa pueden ser felices sus hogares y familias. No es necesario que esperemos hasta que seamos mayores o estemos casados para ser fieles o dignos de que nos tengan confianza. Podemos comenzar ahora a cumplir con nuestras promesas. Como Científicos Cristianos prometemos, en las palabras de la Sra. Eddy, “ser misericordiosos, justos y puros”.ibid., pág. 497; Cristo Jesús nos dijo: “Bienaventurados los de limpio corazón”. Mateo 5:8. Debemos esforzarnos para que nuestros pensamientos sean puros, y entonces no cederemos a la tentación que trata de engañarnos haciéndonos creer que podemos ser felices sin ser buenos. Entonces cuando seamos mayores estaremos preparados para obedecer promesas como las que hacen las personas al casarse, es decir, que se amarán y se apreciarán mutuamente.
Pero la promesa más importante de todas — ahora y en el futuro — es la de ser fieles a Dios. Eso significa que obedeceremos sólo a Dios, el bien. Nos mantendremos puros en pensamiento y acción. ¡Ahora y siempre seremos fieles!
