Desearía compartir una curación de crimen y desorden. Después de que cinco hogares del barrio en que vivo fueron robados durante un período de diez días en el mes de diciembre de 1970, me di cuenta de que debía orar específicamente acerca de esta situación.
Las familias residentes en el barrio vivían presas del temor, cada una preguntándose quién sería la próxima. Se celebraron reuniones, a las cuales fue invitada la policía. Se propusieron planes en cuanto al mejor método de protección. Hasta parecía imprudente alejarnos de nuestros hogares.
Después que robaron a mi vecino de al lado, sentí mucho temor y a duras penas salía de mi casa después del anochecer, anticipando lo peor a mi regreso.
Sabía que antes de poder orar eficazmente para curar el problema, tenía que liberar mi pensamiento de este espantoso temor. Tomé la Biblia, el libro de texto, Ciencia y Salud, y los otros escritos de la Sra. Eddy, y las Concordancias de estos libros, y luego de estudiar muchas referencias, leí un versículo en 1 a de Juan (4:18), que dice: “En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”, y de Retrospección e Introspección por la Sra. Eddy (pág. 61): “La Ciencia dice al temor: ‘Tú eres la causa de toda enfermedad; pero eres una falsedad autoconstituida, — eres obscuridad, nada. Estás sin "esperanza y sin Dios en el mundo”. No existes y no tienes derecho de existir, porque “el Amor perfecto echa fuera el temor” ’ ”.
Luego de estudiar un versículo de los Salmos (4:8) comencé a descansar y a dormir mejor: “En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado”, y de Isaías (54:14): “Con justicia serás adornada; estarás lejos de opresión, porque no temerás, y de temor, porque no se acercará a ti”. También de Isaías (32:17): “Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre”.
Aunque la curación del temor no se realizó de inmediato, me aferré a estas verdades hasta que sentí que estaba preparada para orar por el problema del robo. Comencé con la respuesta a la pregunta “¿Qué es el hombre?” en la página 475 de Ciencia y Salud, que dice en parte: “El hombre es idea, la imagen del Amor; no es corpóreo. Es la compuesta idea de Dios, incluyendo todas las ideas correctas; es el término genérico de todo lo que refleja la imagen y semejanza de Dios”.
¿Quién era este supuesto enemigo que nos estaba despojando de nuestros bienes materiales y de nuestra paz de espíritu, llenándonos de tanto temor? Pues, era una falsificación del hombre verdadero, creado a la imagen de Dios. Estudié el artículo titulado “Love Your Enemies” (Ama a tus enemigos) en Miscellaneous Writings por la Sra. Eddy.
Cada vez que salía de mi hogar repetía el Salmo 91, particularmente los versículos 11 y 12: “Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra”. Esto me dio una sensación de confianza de que era la Mente divina la que estaba gobernando.
Han pasado varios años y no he sabido de otros robos. He salido de viaje ausentándome por períodos de diez días hasta tres semanas y, a mi regreso, mi hogar está siempre tal cual lo he dejado.
Estoy profundamente agradecida a Dios por la Ciencia Cristiana, y por la Sra. Eddy, la autora del libro de texto. La instrucción en clase me ha bendecido, ayudándome a progresar en el estudio de la Ciencia Cristiana.
St. Ann, Misuri, E. U. A.
