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Lo relató a toda la clase

Del número de mayo de 1976 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


¿Qué contestas tú cuando un compañero de clase te pregunta en qué forma puede la oración de la Ciencia Cristiana mantener un cuerpo sano?

Cuando se le pidió a Julia Colvin de 10 años de edad que diera una reseña oral sobre el cuerpo en un proyecto de ciencia, decidió explicar este tema a toda la clase de quinto grado. Posteriormente, surgieron preguntas de sus compañeros, preguntas que mostraban interés y que eran inteligentes. Y su maestra calificó su exposición de esta manera: “Excelente, tu informe fue sumamente interesante e informativo”. He aquí substancialmente lo que Julia explicó a la clase.

El diccionario Webster dice que un cuerpo es “un ser humano: una persona”. Como soy Científica Cristiana, creo que una persona es espiritual.

El hombre que Dios ha creado no está compuesto de materia, es decir, de carne o piel. Él es creado a imagen de Dios, el Espíritu divino. Puesto que no somos carne, no pensamos con un cerebro material. Pero, ¡sí tenemos pensamientos! Nuestros pensamientos vienen de Dios. Como la Biblia dice: “El que... anuncia al hombre su pensamiento; ... Jehová Dios de los ejércitos es su nombre”. Amós 4:13;

Dios es Mente, y sólo existe un Dios. Puesto que solamente existe un Dios, entonces Dios, la Mente, es la única Mente. En realidad, las personas son ideas de esta Mente divina. Cuando las personas se ven a sí mismas como mortales, creen que son de carne y hueso — con cuerpos materiales.

Habrán podido ver por lo que he expuesto hasta ahora que ustedes y yo somos ideas de la Mente, gobernados por la Mente, así como la gente de un reino es gobernada por un rey. Con Dios, el Amor, como Rey, el gobierno es bueno. Si realmente existiesen muchas, muchísimas mentes en el mundo, se desobedecería el Primer Mandamiento y todos quedarían fuera del gobierno del Amor. Cuando creemos esto, aceptamos que nuestros cuerpos están también fuera del gobierno de la Mente. Esto les abre la puerta a la enfermedad y a los accidentes.

¿Les importa a nuestros cuerpos la manera en que pensamos? ¡Sí, mucho! Cuando abrigamos pensamientos felices, ¡nuestro cuerpo se siente bien y sonreímos! Cuando nuestros pensamientos son tristes, ¡nuestro cuerpo se siente mal y lloramos! Puesto que el pensamiento gobierna el cuerpo, deberíamos entonces asegurarnos de que nuestros pensamientos sean buenos y verdaderos. Deberíamos recordar que somos ideas espirituales del Amor. Entonces tendremos pensamientos bondadosos, generosos, desinteresados, justos, leales, amistosos, honestos, y éstos construirán un cuerpo sano.

Si nos ocupamos en pensar en un cuerpo material, hallamos que a veces el cuerpo reacciona en la forma de enfermedad. Pero podemos obedecer a Cristo Jesús. Él dijo: “No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?” Mateo 6:25.

Como Científica Cristiana, sé que puedo cuidar bien de mi cuerpo dejándolo fuera de mi pensamiento, Por tanto no me preocupo por las vitaminas o calorías. Me ocupo en alimentarme con pensamientos buenos, es decir, espirituales.

La mayoría de las personas se preocupan porque no tienen suficiente alimento o porque se agotan por el mucho ejercicio físico. Pero, ¿no es acaso la tensión de la preocupación lo que las hace sentirse débiles? Los pensamientos intrépidos y la expresión de ideas espirituales las hacen fuertes.

Por supuesto que necesitamos descansar, pero los pensamientos serenos y tranquilos hacen más bien que el pasar un día en cama.

Necesitamos un cuerpo limpio y una manera de pensar limpia también. El pensamiento y el lenguaje limpios son tan importantes para nuestra salud como el bañarnos.

Los Científicos Cristianos tomamos mucha medicina pero no en forma de píldoras y tónicos. Nuestra medicina es la manera de pensar correcta. “Tomamos” todos los días infinidad de pensamientos espirituales que fortalecen. Éste es el modo de obtener cada día un cuerpo sano.

Espero que hayan disfrutado de esta exposición espiritual de cómo cuidar del cuerpo. Si desean saber más, lean Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. En la primera página del Prefacio hallarán las siguientes palabras: “Ha llegado la hora para los pensadores. La Verdad, independiente de doctrinas y de sistemas consagrados por el tiempo, llama a la puerta de la humanidad”.

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