“Me encantaba la Escuela Dominical. Mas la iglesia no me atrae”. ¿Ha oído usted decir eso? ¿O cree usted que la transición de la Escuela Dominical a los cultos en la iglesia es un poco difícil?
No cabe duda alguna. En la Iglesia de Cristo, Científico, el culto es diferente a la Escuela Dominical. En la iglesia se lee la Lección-Sermón, Lección Bíblica del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana; en lugar de referirse a ella en una animada discusión. Uno se sienta quieto por una hora en vez de hablar, reír y moverse en su silla. Hay dos Lectores que probablemente no le conocen, en lugar de una maestra que le llame por su nombre de pila.
Sin embargo, para el tiempo en que uno termina su asistencia a la Escuela Dominical, ya está preparado para comprender que las cosas pueden ser diferentes, y puede aceptar todo tal como venga, como en el caso de la universidad que es diferente a la escuela secundaria, o, como el administrar una empresa propia es diferente a ser sólo un socio menor.
Ahora uno tiene más experiencia. Y a medida en que avanza en la escuela, ya no se beneficia con una vigilancia tan directa y por la continua ayuda. Más bien uno desea estudiar más por sí mismo.
Igualmente sucede cuando uno progresa en la Ciencia Cristiana. Llega el momento en que las discusiones en clase y la vigilancia de los maestros de la Escuela Dominical ya no son tan provechosas como lo fueron una vez. A los veinte años, la mayoría de nosotros estamos preparados para la iglesia. Deseamos la verdad tan profundamente que podamos estudiar y orar más seriamente por nuestra propia cuenta.
Pero algunas veces los jóvenes sienten que no alcanzan a comprender la Ciencia Cristiana práctica en un servicio en la iglesia, tan bien como podían comprenderla en la Escuela Dominical. La iglesia pareciera ser sólo un cúmulo de palabras. Bueno, ¡no tiene por qué parecerlo así! En verdad, puede ser tan animada e interesante como lo fue la Escuela Dominical. ¿Cómo?
Cuando estamos dispuestos a escuchar las ideas espirituales en lugar de escuchar a dos personas leyendo palabras. Es entonces cuando las ideas prácticas y sencillas fluyen a nuestro pensamiento. Podemos disfrutar del culto en la iglesia si voluntaria y humildemente admitimos que tenemos algo que aprender o quizá hasta reconocer que estábamos equivocados. La Sra. Eddy escribe: “El deseo de llegar a ser como niños pequeños y dejar lo viejo por lo nuevo, dispone el pensamiento para recibir la idea avanzada”.Ciencia y Salud, págs. 323–324;
Sin embargo, la mayoría de nosotros preferimos creer que casi siempre ¡tenemos la razón! Esto es orgullo; endurece nuestro pensamiento, por consiguiente, resistimos en vez de aceptar las ideas espirituales desde un nuevo punto de vista. Puesto que la iglesia es una fuente plena de sanaciones, las ideas espirituales requieren un cambio en nuestro sentir, pues, la iglesia puede parecer aburrida mientras no anhelemos este cambio.
Cristo Jesús prometió: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”. Mateo 5:8;
También necesitamos estar alerta. El propósito de la iglesia es el de curar por medio del estímulo y elevación de nuestra comprensión espiritual. Pero no se logra cuando nuestra atención desvía su rumbo, o se posa en las actividades de la noche anterior, o en quiénes están en la iglesia, o de qué manera están vestidos, o en cómo los Lectores pronuncian las palabras de un modo diferente; por lo tanto, no nos engañemos marginándo-nos así de la curación.
Todas estas distracciones, por lo general, se concentran en cosas o personas. Son parte de la mentira de que la materia y las personas dirigen los asuntos de la vida. Contradicen el mensaje básico de la Ciencia Cristiana, que afirma que Dios, el Espíritu, es todo Vida y que el universo, incluyendo al hombre individual, es Su reflejo perfecto. Al final del culto dominical, nos son leídas las palabras de la Sra. Eddy: “No hay vida, verdad, inteligencia ni substancia en la materia. Todo es la Mente infinita y su manifestación infinita, porque Dios es Todo-en-todo”.Ciencia y Salud, pág. 468;
Mas, esta verdad espiritual, generalmente no es entendida ni aceptada por la humanidad. Si no estamos alerta, podemos encontrar que nuestro pensamiento se desliza casi inconscientemente de nuevo a lo material, o a cuestiones y objetos personales.
Si esto sucede, necesitamos insistir persistentemente, aun allí mismo en la iglesia, de que la Vida es Dios y que somos devotos de esta verdad y no de la materia. Esta oración vigorosa, sentida de verdad, nos mantendrá alerta al mensaje y significado de iglesia.
Otra forma de asegurarnos que permanecemos alerta e interesados en los cultos de la iglesia es cumpliendo nuestros deberes. Tanto en la universidad, como en el trabajo, los que progresan son aquellos que se mantienen constantemente al día en sus asuntos. En la Ciencia Cristiana es lo mismo. Probablemente, usted habrá notado que en la Escuela Dominical las personas que hacían las mejores preguntas y tenían las mejores respuestas eran seguramente aquellas que habían estudiado y utilizado la lección durante la semana.
Lo mismo sucede con la iglesia. A medida que estudiamos y aplicamos la lección, percibimos su inspiración espiritual y hasta llegamos a amarla. Por consiguiente, los domingos por la mañana tienen un significado mucho mayor para nosotros.
Algunos jóvenes en la iglesia echan de menos el afecto y la camaradería que sentían en la Escuela Dominical. La iglesia pareciera fría e impersonal. Sin embargo, ¡no tiene por qué ser así! Puede ser tan afectuosa y amigable como lo fue la Escuela Dominical. ¿Cómo? Cuando damos de verdad.
Un domingo por la mañana poco después de mudarnos a otro estado, mi esposa y yo estábamos, como era usual, en la iglesia. Una señora mayor entró y se sentó al lado mío. En lugar de esperar fríamente a que ella me saludara como a un recién llegado, yo le sonreí y le dije: “Buenos días”, ayudándola a sacarse su abrigo.
Estaba tremendamente complacida y me lo dijo. Pero ese pequeño acto de dar, tuvo un maravilloso efecto sobre mí también. Habíamos sido recibidos calurosamente en esa iglesia. Pero después de este acto nos sentimos aún más bienvenidos. Me hizo recordar que se necesita algo más que escuchar meramente estas magníficas ideas espirituales, es decir, tenemos que ponerlas en práctica. Tenemos que amar, ahora.
De modo que si uno siente que la iglesia es fría ¿déle su calor espiritual ! Llévele la misma sublime amistad que llevó a la Escuela Dominical. Recuerde lo que la Sra. Eddy dice acerca de la oración en la iglesia (ver el Manual de La Iglesia Madre, Art. VIII, Sec. 5) y ore por toda la congregación. En una reunión de los miércoles, dé un simple y sincero testimonio. Tan pronto como se sienta preparado pida su afiliación a esa iglesia filial de manera que pueda así darle mucho más. Entonces la iglesia en sí, fácilmente, será tan cálida y amigable como lo era la Escuela Dominical.
Puede ser que algunos jóvenes sientan que no pueden estar cómodos en la iglesia porque piensan que muchas de las personas adultas que concurren son hipócritas. Pero, la mayoría de las personas parecen tener problemas que resolver, incluso las personas adultas. Algunos de los problemas pueden parecer profundos, mas el propósito de la iglesia es el de curar y no tan sólo el de congregar a los puros e impecables.
Jesús se asociaba con publicanos y pecadores. Ellos eran los que más lo necesitaban. De manera que en lugar de criticar a aquellos que tienen problemas, nosotros podemos ayudarlos. Podemos amarlos, perdonarlos, sonreírles. Ellos son los que más lo necesitan y es necesario que los ayudemos al máximo. Eso los ayudará a elevarse y ayudará a nuestra experiencia en la iglesia filial para ser más alegres y progresar constantemente. La Sra. Eddy escribe: “Debemos esforzarnos por ser pacientes, fieles y caritativos para con todos. A este pequeño esfuerzo agreguemos un privilegio más, — a saber: el silencio cuando pueda substituir la censura”.No y Si, pág. 8.
Dijimos que la iglesia y la Escuela Dominical son diferentes. Y, en cierta forma, lo son. Pero la transición de la Escuela Dominical al culto en la iglesia es mucho más fácil cuando pensamos un poco más acerca de cuánto se parecen. Ambas trabajan con las verdades de la Biblia y Ciencia y Salud. Ambas requieren que escuchemos, que seamos humildes y permanezcamos alerta. Ambas significan más para nosotros cuando cumplimos con nuestros deberes; cuando concurrimos tanto para dar como para recibir. Y lo más importante, ambas existen como actividades de la Iglesia de Cristo, Científico, cuyo único propósito es el de curar y elevar a la raza humana por medio de la educación espiritual. Están destinadas a incrementar la comprensión correcta de las personas acerca de Dios, el universo, y el hombre como perfectos, ahora mismo.
Las verdades expresadas en el culto de la iglesia pueden satisfacer completamente las necesidades de cada oyente, en todo momento. Nos llevan más y más hacia Dios, el único sanador.
Cuando, en este sentido, contemplamos nuestra transición de la Escuela Dominical a la iglesia apreciamos a ésta mucho más, y ya no pensaríamos más en perder un solo culto.
