Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

“Vivo por los siglos de los siglos”

Del número de mayo de 1976 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Reconociendo con gratitud que Dios es la fuente de toda vida, el Salmista exclamó: “Contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos la luz”. Salmo 36:9; La Ciencia Cristiana revela el significado espiritual más profundo de la Biblia. Muestra que la Vida es Dios y que el hombre, como reflejo de Dios, expresa la inmutable naturaleza de la Vida, el Espíritu, el Alma. Coexistente y coeterno con Dios, el hombre es la evidencia inmortal de que la Vida es omnipresente. La Vida se encuentra eternamente en el punto de plenitud y perfección. Cuando entendemos la idea de la Vida, según la enseña la Ciencia Cristiana, vemos que la Vida no es meramente un sentido de existencia, sino que se expresa en ideas espirituales, que el hombre incorpora y refleja, Vivimos porque Dios es Vida. Dios es inmortal; por lo tanto, toda idea que se encuentra en el reino de la Vida también es inmortal. La verdad de que la Vida es eterna señala la necesidad de un constante progreso espiritual. El desarrollo de la Vida no tiene fin.

Como la Vida es Dios, Espíritu, nunca es material. El reino de la Vida es el reino de los cielos y se caracteriza siempre por ideas verdaderas. Ni siquiera la llamada existencia material es vida en la materia, ni está sustentada por la materia, sino que es un fenómeno mental como la Ciencia lo revela. La consciencia humana se expresa en lo que parece ser vida de acuerdo con los sentidos materiales. La llamada vida material es la externalización de la mente mortal, y se supone que está en la materia. Pero en realidad toda Vida es Espíritu, y el Espíritu no puede residir en su opuesto, la materia. En la infinitud de la Vida no hay materia; por lo tanto, la materia ni vive ni muere.

Como la Vida es Espíritu infinito no puede ser definida por medidas mortales. Pese al sueño de la mortalidad, la Vida, que incluye todo lo que la identifica, es perfecta y completa. La Vida no tiene imperfecciones ni idiosincracias que transmitir. No hay ley de herencia en la Vida ni ninguna ley que condene al hombre o le tenga esclavizado a la materia. La ley de la Vida es la ley del Amor, que sana y libera.

Iniciar sesión para ver esta página

Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / mayo de 1976

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.