Aquí encontramos paz y quietud de pensamiento.
La lectura prepara el ambiente espiritual.
Los himnos inspiran nuestro corazón,
y todo está coronado de momentos de nuestra propia curación.
Algunos hablan brevemente, otros más extensamente;
Pero a través de todo hay un hilo que une:
la alabanza al Padre, nuestra segura fuente de fortaleza.
Los sedientos se marchan consolados; y los hambientos saciados.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!