La Ciencia Cristiana
Christian Science (crischan sáiens), la Ciencia del cristianismo como la enseñó el Maestro, Cristo Jesús, es un poder irresistible para bien en el trastornado mundo actual.
¿Qué une a los seguidores de la Ciencia Cristiana y lleva adelante el impulso progresista de ésta? ¿No es acaso la Iglesia de Cristo, Científico? Si aquellos que quieren la Ciencia Cristiana tuvieran el libro Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, pero no hubiera iglesia, estos buscadores de la Verdad estarían dispersados, flotando a la deriva en un mar de ortodoxia cual fragmentos aislados. La Sra. Eddy percibió que la fundación de la iglesia era parte integral de la revelación, y que el unirse a esta iglesia no era ceremonia de un día, sino un desarrollo espiritual continuo por parte del individuo.
Entonces ¿qué es exactamente Iglesia? A veces nos referimos superficialmente al pequeño chapitel blanco que destaca en lo verde de la aldea o a los majestuosos edificios de La Iglesia Madre, como una hermosa iglesia. Pero éstos no son sino símbolos. Para comprender lo que Iglesia significa debemos comprender la idea espiritual que es el fundamento de la institución.
En el Glosario de Ciencia y Salud la Sra. Eddy inicia su definición de “Iglesia” así: “La estructura de la Verdad y el Amor; todo lo que descansa en el Principio divino y procede de él”.Ciencia y Salud, pág. 583; Puesto que en la Ciencia Cristiana la Verdad, el Amor, el Principio, son sinónimos de la Mente, esta definición eleva inmediatamente nuestro sentido de Iglesia al reino de la Mente infinita, o consciencia divina, al conocimiento que tiene la Mente acerca de lo que está ocurriendo dentro de sí misma. El hombre, como reflejo de Dios, existe en la Mente, y jamás puede existir aparte o separado de la consciencia divina. La consciencia divina es nuestro verdadero ser. No podemos pasar sin ella. En efecto, jamás podemos ser sin ella. Por lo tanto, jamás podemos estar sin Iglesia.
Decir que debemos ver a la Iglesia bajo este aspecto no es prosaico, es percibir una verdad que exige demostración. La Iglesia, entonces, debe ocupar un lugar muy alto en nuestra lista de prioridades. Debemos amar la Iglesia, atesorarla, comprenderla. A menos que estemos demostrando la Iglesia en nuestra vida diaria, no estamos demostrando la Ciencia Cristiana, porque la Iglesia es “todo lo que descansa en el Principio divino y procede de él”.
El pensamiento humano es finito. Divide todas las cosas. Decimos: Ésta es mi iglesia; éste es mi negocio, mi casa, mi vida social, mi salud, y así sucesivamente. Pero en la Ciencia todo es uno, un gran activo íntegro en la consciencia espiritual, “la estructura de la Verdad y el Amor”.
Todo lo que hacemos, todo lo que somos, es inseparable de la Iglesia. Entonces es necesario que obtengamos un mejor concepto de Iglesia. Y esto se logra mediante la oración, mediante un profundo estudio de la Biblia y de las obras de la Sra. Eddy y una profunda meditación sobre ellas. Este concepto espiritual debe ser demostrado en nuestro amor y devoción por la iglesia como la percibimos humanamente. Debe despertar en nosotros la disposición y el anhelo de servir y dar.
Nada existe fuera de la consciencia, y todo lo que es real “descansa en el Principio divino y procede de él”. De manera que la Iglesia incluye a toda la creación, que canta alabanzas al Creador. ¿No será esto lo que el Maestro estaba indicando cuando dijo que “los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad”? Juan 4:23;
El segundo párrafo de la definición de “Iglesia” en el Glosario dice: “La Iglesia es aquella institución que da prueba de su utilidad y se halla elevando la raza humana, despertando el entendimiento dormido de sus creencias materiales a la comprensión de las ideas espirituales y a la demostración de la Ciencia divina, así echando fuera los demonios, o el error, y sanando a los enfermos”. Esta institución no es una iglesia separada, una iglesia de menor importancia. Es la gran verdad de Iglesia como idea divina hecha práctica en la experiencia humana.
En este concepto espiritual de estructura cada idea realiza su propia función única y útil. Cada miembro de la iglesia debe, entonces, saber que es inseparable del gran todo único. Encuentra su utilidad a medida que demuestra individualmente en su vida la unidad del Principio y su idea.
Nadie está fuera de lugar en este concepto espiritual de Iglesia, y no se requiere ninguna manipulación humana para mantener a cada uno en su propia esfera de actividad. Lo que se necesita es que todos reflejen un amor más activo. En la Ciencia Cristiana aprendemos que en cualquier aparente trastorno, dislocación o inarmonía estructural, ya sea que se manifieste en nuestro cuerpo o en nuestra iglesia, el remedio es establecer en el pensamiento el concepto espiritual de estructura. A medida que demostramos este sentido espiritual ocupamos nuestro lugar adecuado en la iglesia y en sus actividades, y la bendición de esto se manifiesta en la comunidad y en todo aspecto de nuestra vida. Nada en la infinita estructura de Dios puede jamás ser desplazado, destruido o roto.
Y esta estructura no es estática. Está constantemente creciendo, desarrollándose, multiplicándose, extendiéndose de acuerdo con el plan de Dios de integridad, armonía y perfección. En la proporción en que reclamemos esta verdad para nuestra iglesia, veremos que esta verdad se desarrolla en nuestra vida. La construcción de Dios nunca cesa. Ni comienza ni termina, y nunca se deteriora, envejece o muere. Esta verdad dinámica de Iglesia como estructura espiritual abraza nuestra identidad — nuestro cuerpo, nuestras facultades, nuestras carreras, ¡nuestra razón misma de existir!
La función de la Iglesia es sanar — destruir el pecado y terminar con la enfermedad. Cada culto de la iglesia debe sanar porque es la voz de la Verdad, el Cristo hablándole a la consciencia humana, haciendo que cedan los erróneos conceptos materiales. De esta manera la Iglesia se convierte en un poder viviente en la vida humana. ¿No es esta verdad dinámica lo único que puede alimentar el hambre del mundo? A medida que reconocemos esto, nuestro amor por la Iglesia crece y cada reunión administrativa de nuestra iglesia filial se convertirá cada vez más en una reunión de inspiración — una experiencia sanadora — vivificada por el Cristo.
De manera, entonces, que la Iglesia no es un lugar de adoración; es un estado de adoración — un estado de consciencia espiritual. ¡Sus muros son salvación; sus puertas alabanza! Aquí en la profusión de amor que emana del Amor, podemos encontrar al hijo o ser amado que se ha extraviado. Aquí también encontramos nuestro negocio, nuestro hogar y nuestra salud — todo, abrazado en armonía, pureza, inocencia, suficiencia.
Es significativo que en la Edad Media el que era sentenciado o perseguido injustamente, o el que era fugitivo de la justicia, podía refugiarse en la iglesia y encontrar asilo allí. Mientras permaneciese en la iglesia, estaba a salvo. En nuestros días, todos podemos encontrar seguridad en la Iglesia, no en un edificio material, sino en la idea espiritual. ¿Acaso el Maestro no señaló esto cuando dijo: “Sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”? Mateo 16:18;
El expansivo amor de la Sra. Eddy para con la humanidad dio existencia a la Iglesia de Cristo, Científico. En su descubrimiento, en la escritura de Ciencia y Salud, en la fundación de su Iglesia — cada paso de desarrollo estaba caracterizado por curación, curación, curación.
El concepto que la Sra. Eddy tenía de Iglesia abrazaba al mundo. Ella percibió:
• una Iglesia Madre abrazando al mundo en sus filiales
• una membresía mundial
• un eterno pastor impersonal — la Biblia y Ciencia y Salud
• una Lección-Sermón en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana; estudiada alrededor del mundo por todo Científico Cristiano durante toda la semana y leída todos los domingos en La Iglesia Madre y en cada una de sus filiales.
Todo el concepto de la Sra. Eddy era la unidad, uniendo la humanidad en hermandad universal. ¿Y la meta? La conquista final del pecado mediante el Cristo, la Verdad, siempre activo, regenerador y sanador.
El profeta Habacuc previó este día. Dijo: “La tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar”. Hab. 2:14;
Surge la pregunta: ¿Cómo podemos apoyar esta gran Causa? ¿Cuál debiera ser nuestra oración y trabajo metafísico diarios para nuestra visión de Iglesia? ¿Qué nos adormece y quisiera hacernos olvidar y descuidar nuestro deber? ¿No es acaso el magnetismo animal, el nombre que la Sra. Eddy asigna a todo mal?
No trabajamos metafísicamente para Iglesia, la idea divina. Esta maravillosa “estructura de la Verdad y el Amor” no necesita de nuestro trabajo, como tampoco lo necesitaría el hombre, la imagen y semejanza de Dios. Pero nosotros necesitamos trabajar para mantener nuestra visión de Iglesia tan clara, que en la coincidencia de lo humano con lo divino — donde lo humano cada hora está cediendo a lo divino — podamos demostrar que la institución u organización está cumpliendo su misión. Considerada como la manifestación humana de Iglesia — de la estructura espiritual — la Iglesia de Cristo, Científico, es la más poderosa, la más vital, la más firme institución en el mundo. Es, por cierto, un poder viviente. Jamás daña sino que bendice a toda la humanidad.
¿Qué puede acabar con el crimen, destruir la pobreza, la sensualidad, la avaricia, la codicia, la improbidad, el odio, sino el poder del Cristo — revelando la Iglesia — “la estructura de la Verdad y el Amor; todo lo que descansa en el Principio divino y procede de él”? La corrupción en los gobiernos, la rivalidad entre naciones, el enfrentamiento de razas, el hambre, pestilencia, pobreza, exceso de población — para éstos, los métodos humanos no tienen respuesta adecuada. Pero la Ciencia Cristiana sí la tiene. La Sra. Eddy lo percibió y dejó la Iglesia de Cristo, Científico, para que nosotros lo demostremos.
Hemos visto que el magnetismo animal es el enemigo que debemos vencer. ¿Y cómo pretende operar el magnetismo animal? Su acción es la mala práctica, práctica equivocada basada en la creencia de que hay vida, sustancia e inteligencia en la materia; que el hombre es mortal, que hay muchas mentes y que el mal tiene poder. La herramienta del magnetismo animal es la sugestión mental agresiva. La Sra. Eddy dice que es nuestra obligación defendernos a diario de este mal. Ver Manual de La Iglesia Madre, Art. VIII, Sec. 6; ¿Cómo hacerlo? Mediante un amor tan puro que nos permita reclamar nuestra identidad espiritual a la semejanza de nuestro Padre.
La sugestión mental agresiva viene bajo el disfraz de nuestro propio pensamiento. ¿Qué nos hace pensar: yo no amo la iglesia; tengo resentimiento por la organización y por aquellos que trabajan en ella; quitaré mi nombre de las elecciones de la iglesia; renunciaré a mi afiliación; no puedo o no quiero ayudar a la iglesia ni financiera ni metafísicamente; y así por el estilo? Y, especialmente, ¿qué nos hace pensar: no puedo curar; no deseo entrar en la práctica de la Ciencia Cristiana?
¿Qué nos induce a creer y a reincidir en el error con respecto al movimiento, a la membresía, a los cultos religiosos? Nuestros cultos religiosos sanan cuando expresamos suficiente amor en ellos. El poder sanador del Cristo no puede ser detenido. Mediante la espiritualización creciente del pensamiento, cada miembro debiera esforzarse seriamente por unirse a diario con el concepto espiritual de Iglesia. Comencemos nuestro trabajo mental diario para la iglesia, para nosotros, para el mundo, con un amor cada vez más profundo hacia Dios, con una comprensión más amplia de Su totalidad y de nuestra habilidad para demostrarlo, y con una creciente gratitud por la Ciencia Cristiana y su Descubridora y Fundadora.
Desde esta base rechacemos, neguemos y aplastemos cada sugestión agresiva del sentido personal que quisiera mesmerizarnos sumiéndonos en el sueño y en la apatía. El error jamás es nuestro propio pensamiento. Jamás es una condición, situación o persona, sino simplemente una falsa sugestión, una mentira mesmérica —nada.
Entonces tendremos lo que tan maravillosamente expresa Pablo como una iglesia sin arruga. Él dice en su Epístola a los Efesios: “Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado... a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha”. Efes. 5:25–27; ¡Cerciorémonos de que la Iglesia que amamos, la Iglesia que individualmente incluimos, no tenga arruga!
La Sra. Eddy vislumbró la gran importancia que tiene la Iglesia en la experiencia humana. De ahí sus palabras: “La Iglesia, más que ninguna otra institución, es en el presente el cemento de la sociedad, y debiera ser el baluarte de la libertad civil y religiosa”.Miscellaneous Writings, págs. 144–145.
