Tanto el capítulo “Los Frutos de la Ciencia Cristiana” en Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, como los testimonios verificados de las publicaciones de la Ciencia Cristiana, ofrecen pruebas de que esta Ciencia puede curar el hábito de beber bebidas alcohólicas. El siguiente diálogo traza los pasos involucrados en una de tales curaciones. Esto ocurrió en 1968.
Pregunta: Tengo entendido que usted ha sido curada del alcoholismo en la Ciencia Cristiana. ¿De qué manera, específicamente, la ayudó la Ciencia Cristiana?
Respuesta: Sabía que necesitaba ayuda y estuve dispuesta a leer Ciencia y Salud cuando una amiga me preguntó si quería hacerlo. Debido a que los alcohólicos beben en exceso y se dejan dominar por el falso apetito, la mayoría de ellos tiene un gran sentido de culpabilidad. Yo sé que lo tenía. Aunque la opinión médica considera que el alcoholismo es una enfermedad, yo me sentía culpable y sabía que estaba obrando mal. Cuando leí Ciencia y Salud presté especial atención a lo que la Sra. Eddy dice sobre los ebrios. El párrafo bajo el título marginal “Salvando al beodo” lo comienza diciendo: “La sabiduría del hombre no encuentra satisfacción en el pecado, puesto que Dios ha sentenciado el pecado a sufrir”. Más adelante añade: “El borracho piensa que goza en su embriaguez, y no se le puede persuadir que abandone su entontecimiento hasta que su noción de placer corporal ceda a un concepto superior”.Ciencia y Salud, pág. 322; Mientras meditaba sobre esto oré sinceramente para saber cuál era ese “concepto superior”.
Pregunta: ¿Fue usted sanada simplemente leyendo Ciencia y Salud?
Respuesta: Por una combinación de hechos, me parece. También asistí a la iglesia y comencé a leer la Lección-Sermón en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana por recomendación de la misma amiga que me dio a conocer Ciencia y Salud.
Pregunta: ¿Cuánto tardó la curación, y cuáles fueron los pasos involucrados?
Respuesta: Tomó unos pocos meses. Recuerdo haber estado sentada en la iglesia ese primer domingo y haber leído esta inscripción en la pared: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Viendo los semblantes serenos a mi alrededor, comprendí que muchos miembros de la congregación habían encontrado la verdad que libera, y resolví encontrarla yo también. Más adelante aprendí por medio del estudio de la Lección-Sermón que había una condición importante para encontrar esta libertad. El enunciado completo de Cristo Jesús dice: “Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. Juan 8:31, 32. Cumplir con el primer requerimiento hace posible la liberación.
Pregunta: ¿Qué pasó entonces?
Respuesta: Encontré que necesitaba aprender más acerca de Dios para poder comprender la Ciencia Cristiana y aplicarla. Una maestra de la Escuela Dominical de la iglesia filial a la cual yo asistía me alentó a estudiar los sinónimos de Dios que se encuentran en Ciencia y Salud: Vida, Verdad, Amor, Alma, Espíritu, Mente, Principio. A medida que trabajaba con las cualidades espirituales específicas relacionadas con cada sinónimo, encontré que mi comprensión de Dios se expandía.
Pregunta: ¿Podría citar un ejemplo?
Respuesta: Bueno, Vida expresa vigor, vitalidad, salud, eternidad; Alma expresa alegría, armonía, poder creativo, pureza; Mente expresa inteligencia, sabiduría, claridad, omnisciencia, y así sucesivamente. Por supuesto, muchas cualidades se relacionan con más de un sinónimo. Al estudiarlas uno comienza a comprender la infinitud de Dios.
Pregunta: Sí, puedo ver esto. ¿Y uno logra una mejor idea de las cualidades que el hombre incluye como reflejo de Dios?
Respuesta: Exactamente. Comencé a conocerme a mí misma como la imagen de Dios, reflejándolo a Él — incluyendo Sus hermosas cualidades. Dejé de considerarme a mí misma como un mortal que yerra y reconocí en cambio mi verdadera individualidad espiritual.
Pregunta: ¿Cuándo dejó de beber?
Respuesta: En algún momento durante este período ya no me sentí impulsada a beber. El falso apetito se desvaneció poco a poco — no súbitamente. Gradualmente me di cuenta de que no necesitaba el alcohol y no lo deseaba. La pureza del Alma desplazó la animalidad de la embriaguez. Pero debo agregar que en mi esfuerzo tuve apoyo por medio de la oración. La persona que me dio a conocer la Ciencia Cristiana oró por mí al yo pedírselo.
Pregunta: ¿Y que ocurrió después?
Respuesta: Quise hacerme miembro de una iglesia tan pronto fuera posible para expresar mi gratitud y trabajar con otros Científicos Cristianos para la Causa que yo había llegado a amar tanto.
Pregunta: ¿Es ahora miembro de la iglesia?
Respuesta: Sí, y he tomado instrucción en clase.
Pregunta: ¿Cómo sintetizaría su experiencia de sobreponerse a su problema de la bebida?
Respuesta: La Ciencia Cristiana me ha demostrado que la verdad que Cristo Jesús enseñó, cuando se la comprende, libera a la humanidad de la falsa creencia de que la vida y la satisfacción se encuentran en la materia. Aprendí el hecho científicamente cristiano de que el hombre es espiritual, puro y santo, libre de cautiverio. Es casi imposible expresar con palabras la gratitud que siento por la Ciencia Cristiana, que me demostró el poder de Dios para sanar y salvar.
