“Nuestro Señor aquí está, el Rey del mundo es él” Himnario de la Ciencia Cristiana, No. 164; es el verso triunfante que asociamos con la conmemoración anual del nacimiento de Cristo Jesús. No obstante, hubo momentos de prueba y aflicciones en la vida terrenal del Maestro. Más tarde la profecía se cumplió, e indudablemente mereció la descripción de “varón de dolores, experimentado en quebranto”. Isa. 53:3;
Sin embargo, no fue la tristeza, el sufrimiento ni los reveses recibidos los que vinieron a su pensamiento en la etapa final de su carrera humana. Después de la resurrección, al caminar con sus discípulos hacia Emaús, aparentemente ya no pensaba en la tragedia del Calvario. Su pensamiento se encontraba imbuido de la prueba triunfante que había dado de que la vida no podía ser vencida por la muerte y que el odio no podía extinguir el mensaje del Amor.
Aunque nos maravillemos ante el valor y la resistencia demostrados por Jesús durante los períodos de persecución, perderíamos de vista los aspectos más importantes de la obra de su vida si moráramos innecesariamente en estos períodos de aflicción en lugar de morar en sus victorias.
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