Una noche mientras leía Ciencia y Salud, miré por la ventana y vi la luna nueva. Pensé, “no puedo creer que allá arriba hay solamente un pequeño pedazo de la luna, simplemente porque sólo puedo ver esta fase de la luna. Sé que toda la luna está allí”. Después seguí leyendo Ciencia y Salud y leí estas palabras de la Sra. Eddy: “La materia, el pecado y la mortalidad perderán toda supuesta consciencia o pretensión a vida o existencia a medida que los mortales desechen un concepto erróneo acerca de la vida, sustancia e inteligencia. Pero el hombre espiritual y eterno no es afectado por estas fases de la mortalidad”.Ciencia y Salud, pág. 311;
Vi que el hombre no es afectado por las fases de la mortalidad así como la luna no es afectada por la sombra que la cubre en sus fases. Cada individuo progresa entendiendo que él es una idea eterna y este entendimiento puede obtenerse únicamente cuando se deja el concepto falso acerca de la vida. Esto es lo que hizo Cristo Jesús al dejar de lado los pañales de un comienzo mortal y al despojarse de las mortajas de un final mortal. Su demostración de la vida inmortal puso de lado la creencia en el nacimiento así como la creencia en la muerte.
La Ciencia Cristiana nos abre el camino para seguir a Cristo Jesús. En la Ciencia Cristiana se entiende que el hombre es idea eterna, que coexiste siempre con su origen divino. Dios, la Vida del hombre, es el mismo ayer, hoy y para siempre. El hombre espiritual expresa inmortalidad; sin embargo, para el sentido humano parece que evolucionamos a través de fases de la creencia mortal.
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