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Somos hijos de luz

Del número de marzo de 1977 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En este momento — ahora mismo — podemos reconocer que moramos en la luz infinita, porque Dios es Luz y el reflejar la Luz única, Dios, es la función eterna del hombre. Pablo escribió: “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados ... Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz”. Efes. 5:1, 8; La Ciencia Cristiana nos ayuda a reconocer al hombre como hijo de Luz, la imagen del Espíritu, plenamente dotado del poder de la Verdad, reflejando el resplandor y la alegría de la Vida y el Amor divinos.

Para ser “hijos de luz” debemos reflejar a Dios en toda nuestra manera de proceder, y sólo podemos hacer esto cuando conocemos correctamente al Padre. Cristo Jesús hizo hincapié sobre esto cuando les dijo a sus discípulos que conocer a Dios correctamente es vida eterna. En la Ciencia Cristiana aprendemos que Dios es Verdad, Mente, Principio, Espíritu, Alma, Vida y Amor infinitos. Conocer a Dios como el bien infinito es abrigar y expresar buenos pensamientos, estar siempre conscientes del bien y activos en el bien. Comprender a Dios como Verdad inmortal es ser veraz y honrado. Entender a Dios como Mente divina que todo lo sabe es pensar sabiamente, inteligentemente, espiritualmente. Conocer a Dios como Amor, como Principio divino del ser que vivifica, es ser amable, generoso y desinteresado, ordenado y respetuoso de la ley. Discernir a Dios como Vida omnipresente es manifestar el vigor, la vitalidad y la abundancia de la Vida. Comprender a Dios como Espíritu es estar inspirado, ser santo y puro. Entender que Dios es el Alma de todo es tener el sentido espiritual, que Dios nos ha dado, de todas las cosas — estar feliz, ser armonioso y estar satisfecho. La Sra. Eddy escribe en Ciencia y Salud: “El hombre es la idea del Espíritu; refleja la presencia beatífica, llenando el universo de luz”.Ciencia y Salud, pág. 266;

Refiriéndose al Cristo, el poder y la autoridad de la Verdad, que él manifestaba, Cristo Jesús dijo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. Juan 8:12; Él sanó al enfermo, reformó al pecador, alimentó al hambriento, resucitó a los muertos. Vino al mundo para dar testimonio de la Verdad, para que todos los hombres pudieran liberarse del sueño de la materialidad y demostrar su filiación con Dios en la salud, la armonía y el bien abundante.

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