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El desafío más grande (carta a una joven amiga)

[Original en francés]

Del número de agosto de 1977 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Querida Martine:

La otra noche, durante nuestra agradable visita en tu casa, enfáticamente desafiaste la condición de la mujer en la sociedad humana y la desigualdad establecida entre las niñas y los niños desde la infancia. También mencionaste lo lamentable de la condición actual de la juventud, y la condición de los desafortunados de cualquier edad en esta sociedad.

Al principio y sin éxito alguno, te presenté algunas razones por las cuales debemos abrigar esperanza: el progreso lento de la humanidad, el esfuerzo sincero de hombres y mujeres de buena voluntad. Luego desistí de contestar y traté primero de comprender mejor tu protesta.

Me parece que esta creciente rebeldía que se manifiesta de diversas maneras, es una prueba del continuo progreso en el concepto humano de la justicia. El sometimiento, que no hace mucho era considerado el destino normal de la mujer, ahora se considera cada vez más como una injusticia que no debe ser tolerada. La Ciencia Cristiana, de la cual soy adherente, y que fue descubierta y establecida en el último siglo por una mujer de Nueva Inglaterra, Mary Baker Eddy, sigue la misma dirección de tu protesta, pero básicamente va mucho más allá.

La Sra. Eddy combatió no sólo la injusticia en la sociedad de su época, y el destino que le deparaba tanto a los hombres como a las mujeres, sino también las limitadas creencias religiosas prevalecientes. No admitió forma alguna de mal como real e inevitable. Para ella la justicia suprema, o el bien, era Dios Mismo, y este Dios era Principio divino, el Amor. Discernió la naturaleza infinita del Espíritu, en la cual el hombre creado por Dios es enteramente espiritual, completo, reflejando todas las cualidades masculinas y femeninas ideales — que pone fin al supuesto antagonismo entre el hombre y la mujer y les confiere una meta común.

Quizás tú dirás: “Es una teoría hermosa, pero ¿cómo puede servir para resolver nuestros problemas y los problemas de la sociedad?”

La Ciencia Cristiana hace accesible el camino a la armonía. Nos exige que seleccionemos lo que aceptamos como verdadero y bueno — que reconozcamos la falsedad de algunas formas de información y la validez de otras. Coloca en primera categoría la información apoyada sólo por la creencia, la tradición, o el testimonio de los cinco sentidos materiales; en segunda categoría, lo que resulta de un profundo discernimiento espiritual — discernimiento inherente en cada uno de nosotros — de lo que es enteramente justo, bueno, e inteligente. En la Ciencia Cristiana esta última facultad se denomina “sentido espiritual”. En su libro Ciencia y Salud, la Sra. Eddy escribe: “El sentido espiritual es la percepción del bien espiritual”.Ciencia y Salud, pág. 505;

Por un lado — mediante el sentido espiritual — estamos conscientes de la legitimidad del bien, y por otra parte — a través de los sentidos materiales — vemos el mal manifestado en el mundo. Tu rebeldía es el resultado de la incompatibilidad absoluta entre estas dos fuentes de conocimiento; y encontrarás la paz, felicidad, y la solución práctica a los problemas que se presentan, en el grado que comprendas la verdad del sentido espiritual y la falsedad de los sentidos materiales, por medio de los cuales se nos expone la imperfección y todas las fases del mal.

Debido a que la mayoría de las personas, cuando dicen “Yo”, se identifican inconscientemente con la materia (sus cuerpos físicos), les resulta difícil refutar la validez de los sentidos materiales, mas el esfuerzo constante por ser mejores, más honestos, más desinteresados y generosos, más afectuosos, revela el sentido espiritual y reduce la importancia del testimonio del sentido material, hasta que el bien reemplaza al mal en nuestra vida. En este esfuerzo la Sra. Eddy nos estimula a rebelarnos, mas nuestra rebeldía no debe ser dirigida contra los demás o contra la vida en sí, sino contra el mal, contra la pretensión de los sentidos materiales de ponernos en contacto con la realidad.

Me consta que las generaciones pasadas han atribuido a la palabra “Dios” un concepto que tú no aceptas y ésa es la razón por la cual te consideras atea. Sin embargo, puedes tener la seguridad de que el verdadero significado del término Dios puede ser explicado lógicamente. En la Ciencia Cristiana, su significado incluye Espíritu, Vida, Verdad, Amor. Jesús comprendió cabalmente la realidad y totalidad del Espíritu, el poder del Cristo, y esto le dio dominio sobre todas las calamidades — la enfermedad, la escasez, el mal y aun la muerte. Jesús es el modelo que debemos emular — y lo podemos seguir en la medida de nuestro entendimiento espiritual. El Apóstol Pablo declaró: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios”. 1 Cor. 2:9, 10.

Estas cosas se te revelarán a ti también, a medida que prosigas tu búsqueda de todo lo que es bueno y verdadero.

Afectuosamente,

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