Aunque sería raro encontrar guardias armados estacionados en los templos en todo el mundo, no lo sería tanto encontrarlos en bancos, establecimientos militares o en algunas industrias.
Sin embargo, las iglesias, mezquitas, pagodas y sinagogas, en general no han sido instituciones que necesiten ser defendidas. En efecto, es probable que la mayoría de los templos abran sus puertas a todos los que buscan una relación más íntima con Dios.
Con todo, la defensa se necesita, no para un edificio, sino para un templo mucho más fundamental, el templo que Cristo Jesús indicó cuando dijo: “Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad”. Juan 4:23; Como Jesús bien sabía, la verdadera adoración a Dios es más que un culto externo. Es una comunión íntima con Dios en lo profundo de la consciencia. Entramos en nuestro verdadero templo, instante tras instante, cuando estamos conscientemente receptivos a Su presencia.
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