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¿El plan de quién?

Del número de agosto de 1977 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La infinita perfección de todo ser está establecida para que perdure a través de toda la eternidad. ¿Es esto fatalismo? No. La Biblia nos asegura: “Dijo Dios: Hagamos al hombre... a nuestra semejanza; y señoree... en toda la tierra... Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera”. Gén. 1:26, 31; Esto no es algo que sucedió hace tiempo y allá lejos, para luego dejarnos seguir solos. Diariamente podemos estar seguros de que nuestro Padre, Dios, que es Espíritu, Mente divina, nos ha dado dominio y que cada día es el continuo desarrollo del bien.

La Ciencia Cristiana sostiene que el plan eterno de la perfección infinita está presente aquí y ahora, siempre nuevo y activo. Cada una de las ideas de la Mente — el hombre y toda la creación — tiene el lugar que Dios le ha dado en este plan. La Sra. Eddy señala en Retrospección e Introspección: “Cada individuo debe llenar su propio nicho en el tiempo y en la eternidad”.Ret., pág. 70;

No hay nada estático en lo referente a ese nicho. ¿Hubo alguna vez alguien más activo que Cristo Jesús? Con cuánta perfección cumplió la voluntad de su Padre, probando así, sin ninguna duda, su derecho a ser llamado el Hijo de Dios. Y nosotros hemos sido llamados por el apóstol Pablo: “Herederos de Dios y coherederos con Cristo”. Rom. 8:17; ¡Piense en esto — no somos pecadores miserables o mortales desorientados sino “herederos de Dios”! Ésta es nuestra verdadera condición.

Durante algún tiempo estuve preocupada por un problema bastante complicado de relaciones humanas. Aunque ya no sentía resentimiento, mi posición era de actitud pasiva. Una vez que mi primer intento de reconciliación fue rechazado, sentí que había cumplido con mi parte y así lo dejé. Un día — después de tomar instrucción en clase de Ciencia Cristiana — mientras oraba para prepararme para el día, me vino claramente al pensamiento que esa situación tenía que ser corregida ahora.

Mi argumento era que si la otra persona no quería ser sanada, no había nada que hacer, pues de otra manera sería impedir sus derechos. Pero ese día vi claramente que no era la persona sino la situación lo que necesitaba curación y que no importaba lo que una u otra deseara o no deseara; lo único que podía prevalecer era la buena voluntad de Dios. A medida que continué con esta manera de pensar, toda la situación se corrigió en forma inesperada y en completa armonía, así como si las piezas de un rompecabezas de pronto se hubieran puesto en su lugar contrariamente a todo plan humano.

Cuán grande es nuestra gratitud cuando vemos que el plan armonioso de la Mente se desarrolla — y así se cumple, aun en el detalle más pequeño, cuando estamos dispuestos a dejar de lado toda obstinación. “En la relación científica entre Dios y el hombre, descubrimos que todo cuanto bendice a uno bendice a todos, según lo demostró Jesús con los panes y los peces, — siendo el Espíritu, no la materia, la fuente de la provisión”,Ciencia y Salud, pág. 206. escribe la Sra. Eddy en Ciencia y Salud.

Al disponer nuestro día en el camino señalado por Dios, ese día no encontramos ni confusión ni trabas. Todas Sus ideas tienen su lugar y la libertad y satisfacción otorgadas por Dios. Por tanto, podemos saber que estamos incluidos y que somos hasta esenciales para el completo plan de Dios de infinita perfección.

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