La ayuda de un estudiante de Ciencia Cristiana fue inmensurable cuando nuestra hija fue sanada por medio de la oración.
A los cuatro meses de edad, nuestra hijita enfermó gravemente. El diagnóstico fue de fibroelastosis. El corazón de la nena se dilató tanto que era anormalmente grande. Los médicos que la atendían nos dijeron que se trataba de una condición incurable. No conocían ningún caso de esta enfermedad en que el paciente hubiera llegado a una edad normal.
Vivíamos en constante temor. Esta situación nos ocasionaba aún más angustia durante simples resfriados o fiebres. Pensamos que no podíamos cuidar a la niña en casa y muchas veces fue internada en un hospital.
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