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Hace más de veinte años, un eminente neurólogo me dijo que yo estaría...

Del número de agosto de 1977 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace más de veinte años, un eminente neurólogo me dijo que yo estaría parcialmente inválida por el resto de mi vida. Como en ese entonces contaba sólo veinte años de edad, no era esto una perspectiva placentera. En mí misma rechacé este pronóstico, aunque seguí fielmente las instrucciones del neurólogo.

Poco tiempo después, algunos de mis parientes me hablaron de la Ciencia Cristiana. Con el tiempo llegué a leer un libro acerca de Ciencia Cristiana y de Mary Baker Eddy. Ello suscitó mi interés en tal forma, que inmediatamente me puse a leer Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por la Sra. Eddy.

Las declaraciones que ella hace en su libro contestaron a muchas de mis preguntas acerca del verdadero ser y propósito del hombre. Al llegar a la mitad del libro me dije: “Si creo que esto es la verdad, debo obedecerlo”. Fui al botiquín y descarté todas las píldoras que tenía. Ya no descansaba varias veces al día. Comencé a vivir una vida normal, enérgica, abundante y útil, sin temor ni desesperación. Ciencia y Salud me acompañaba constantemente. Fue maravilloso el cambio que experimenté.

Desde esos primeros días, la Ciencia Cristiana ha satisfecho todas mis necesidades. La verdad, tal como está presentada y explicada en Ciencia y Salud, me capacitó para sobreponerme a la timidez, y pronto me encontré ocupando varios puestos de responsabilidad.

Algunos años más tarde, cuando nuestro hogar fue consumido por el fuego, la verdad de la Ciencia Cristiana sanó, aquella misma noche, toda nuestra pena y nuestros sentimientos de culpabilidad y resentimiento. Razoné que todo lo que es real son ideas espirituales de Dios, que nunca pueden perderse ni destruirse. Más tarde, recurriendo a Dios, fuente de todo bien, para que nos guiara, la construcción de nuestro nuevo hogar fue una experiencia muy armoniosa y feliz.

Hemos tenido muchas curaciones a través de los años, y la base de cada una de ellas ha sido el fundamento establecido por nuestro maravilloso libro de texto Ciencia y Salud, y el entendimiento que nos da la Biblia.

Por ejemplo, un caso muy especial ocurrió cuando, luego de haber tolerado por unos cinco años una protuberancia que me había aparecido en la frente arriba del ojo derecho, decidí que tenía que tomar medidas para deschacerme de esto. La Lección-Sermón en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana de esa semana incluía los siguientes versículos de la Biblia (2 Cor. 10:4, 5): “Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. Estudié estos versículos a fin de comprender su significado espiritual tal como lo enseña la Ciencia Cristiana. Pronto, la protuberancia cambió de apariencia. El hecho de que un cambio había ocurrido me alentó y seguí perseverando alegremente, orando continuamente. Dos semanas después la protuberancia había desaparecido; la curación fue completa.

Por éste y muchos otros casos de protección y curación tanto para mí como para mi familia, estaré eternamente agradecida a Dios por Su Hijo, Cristo Jesús, y por la Sra. Eddy, quien nos enseñó la manera de comprender y aplicar la Ciencia Cristiana.


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