En el Salmo 29 (versículos 1, 2) leemos: “Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos, dad a Jehová la gloria y el poder. Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; adorad a Jehová en la hermosura de la santidad”.
Al encontrarme con un fuerte dolor en la cintura que me impedía levantarme cuando me sentaba, tomé la Santa Biblia y empecé a leer el libro de los Salmos para darle gracias a Dios, pero el dolor persistía. Fui a visitar a una practicista de la Ciencia Cristiana para que me ayudara por medio de la oración. Con sólo un tratamiento el dolor desapareció por completo.
¡Cómo puedo dejar de dar gracias a Dios por esa bendición y por tantas otras demostraciones de Su cuidado que recibo todos los días! He tenido muchas demostraciones del poder del Amor divino para sanar.
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