El terror — ya sea como aparente causa o efecto — puede aminorarse. Puede ser controlado y eliminado pues el terror es simplemente tensión elaborada, magnificada y expandida por el pensamiento mortal. Que el pensamiento mortal es esencialmente irreal, es algo demostrable.
El terror puede ser el resultado de algún tal llamado desastre natural o de algún accidente de magnitud. O puede ser utilizado como instrumento de cierto curso de acción por aquellos que desearían, por ejemplo, intimidar a un gobierno para forzarlo a tomar determinadas decisiones. Nosotros podemos ayudar a disminuir las embestidas del error. En efecto, cada vez que nos enfrentamos con nuestras propias ansiedades de una manera espiritualmente científica — es decir, comprendiendo la unidad que realmente existe entre Dios y el hombre — estamos embotando el filo del terror. Siglos atrás el Salmista describió los resultados que se obtienen al aceptar nuestra unidad con Dios: “No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día”. Salmo 91:5;
La Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens) no pretende admitir que todos los rincones oscuros del pensamiento mortal de la humanidad cederán de inmediato y para siempre a la luz espiritual tan pronto percibamos algunas verdades básicas sobre la naturaleza verdadera de Dios y del hombre y de nuestra unidad con Dios. Para ello hay trabajo profundo que realizar. Mary Baker Eddy lo dice bien claro: “Es científico morar en armonía consciente, en la Verdad y el Amor sanadores e inmortales. Para hacer esto, los mortales deben primero abrir los ojos a todas las formas ilusivas del error, sus métodos y sus sutilezas, a fin de que la ilusión, el error, pueda ser destruida; si esto no se hace, los mortales serán víctimas del error”.Retrospección e Introspección, pág. 64;
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