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Una buena amistad

Del número de octubre de 1978 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Muy a menudo me encontraba discutiendo con cierta amiga, generalmente porque estábamos celosas una de otra. Esta actitud infantil se mantuvo entre nosotras durante dos años. Ella trataba de hacer mejor todo lo que yo hacía. Yo creía que ella debía madurar y dejar de jactarse tanto conmigo, y ella probablemente creía lo mismo de mí. Una noche cuando comenzamos a discutir nuevamente, yo me sentí tan frustrada y herida que decidí que esto ya no podía continuar así.

Al día siguiente concurrí a mi clase de la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, y conté mi problema con mi amiga. Mi maestra de la Escuela Dominical me dijo que debía recurrir a Dios en oración para obtener la respuesta sanadora. Yo tenía que invertir o dar vuelta a cada sugestión mental errónea.

Por ejemplo, donde parecía haber desarmonía, trataba de reconocer la atmósfera infinita y armoniosa de Dios, el bien. Cuando me sentía tentada a expresar odio, venganza u hostilidad, los reemplazaba con el dar y compartir de la verdadera amistad, que expresa el amor de Dios. Luego pensaba sobre cómo el hombre refleja las cualidades perfectas de Dios, tales como la armonía, la alegría, la felicidad, la veracidad y la hermosura, las cuales constituyen la amistad verdadera.

Mary Baker Eddy escribe en Ciencia y Salud: “La sustancia, la Vida, la inteligencia, la Verdad y el Amor, que constituyen la Deidad, están reflejados por Su creación; y cuando subordinemos el falso testimonio de los sentidos corporales a las realidades de la Ciencia, veremos esta semejanza y reflejo verdaderos en todas partes”.Ciencia y Salud, pág. 516. A medida que fui viendo con más claridad este pasaje, mi pensamiento sobre mi amiga cambió y comencé a ver la creación de Dios. Me dí cuenta de que yo no estaba reflejando a Dios si no podía ver la perfección en todos Sus hijos. Las sugestiones del mal no son de Dios, el bien; por lo tanto no pueden ser ni reales ni verdaderas.

Mi amiga y yo nos hemos hecho verdaderas amigas porque la armonía reemplazó al falso testimonio, y yo sé que el reflejo de Dios está en todas partes.

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