Se ha dicho que “el pensamiento puede compararse con un paracaídas, no funciona a menos que esté abierto”.
La Ciencia Cristiana va más allá con esta alentadora declaración: El pensamiento funciona de una manera clara, segura, útil y sanadora si está abierto a Dios, el bien.
Mantener el pensamiento abierto de esta manera es inspirador y nos lleva al progreso. Trae como resultado un creciente conocimiento espiritual de que todo bien — incluyendo la verdadera sustancia, salud, felicidad y actividad del hombre — procede de Dios, el Amor divino; que Dios, el bien, es infinito, y que por tanto, está siempre presente, impartiendo constantemente Su bondad al hombre y al universo.
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