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[Original en español]

Como muchísimas otras personas que estudian Ciencia Cristiana, yo...

Del número de agosto de 1978 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Como muchísimas otras personas que estudian Ciencia Cristiana, yo también puedo decir que desde que estudio esta bendita religión mi vida se ha transformado completamente. La Sra. Eddy, con su abnegación, amor y espiritualidad, descubrió el camino del Cristo para que todos podamos andar por él.

Por medio del estudio diario de la Lección-Sermón que aparece en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana y de la lectura de todos los libros de la Sra. Eddy, mi vida ha sido renovada. Como dice la bienaventuranza “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados” (Mateo 5:6), ¡yo también he sido saciada!

Sufrí durante diez años después de una grave operación. Tenía leucopenia y esto me producía períodos temporales de gran debilidad. Semanalmente los análisis médicos indicaban que no había habido curación. Se me había prohibido usar kerosén o cualquier producto químico tales como cera, detergentes, etc. Se llegó hasta el punto de mandarme al campo mientras limpiaban mi casa. Pero al volver no hubo ninguna mejoría en mi condición. Viajé a los Estados Unidos donde mi esposo me hizo ver por un médico que dijo que no había otras medicinas que me ayudaran aparte de las que me estaban dando.

Finalmente encontré la Ciencia Cristiana, y entonces fue cuando mi vida cambió. Sentí una renovación en mi forma de pensar y actuar. Cuando en las mañanas iba por las calles a hacer mis compras en el mercado, los que me conocían ya no me decían como antes: “¡Qué semblante triste tienes!” ¡Mi semblante ha sido transformado completamente, y he sido sanada de la mala salud! Ya no era la persona triste y agobiada de antes; ahora estaba feliz y sentía una elevación tan grande que cantaba en mi interior —¡tal era mi gozo!

Agradezco a mi esposo, quien me invitó a ir con él a la casa de una practicista de la Ciencia Cristiana. Durante mucho tiempo ella nos ayudó con mucha bondad y perseverancia. No quisimos descontinuar las visitas hasta que pudiéramos entender lo suficiente de las enseñanzas de la Ciencia Cristiana para aplicarlas por nuestros propios medios.

Estoy agradecida a Dios por Cristo Jesús, el Mostrador del camino, y por las innumerables bendiciones que he recibido por ser miembro de una iglesia filial, en la que he tenido la oportunidad de servir como Segunda Lectora. Estoy agradecida por ser miembro de La Iglesia Madre, y por la instrucción en clase.


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