¿Ha descubierto usted de pronto tener gran compatibilidad con alguien que al principio parecía ser sólo un simple conocido — sentir que es “uno de nosotros”? ¿Recuerda cómo esas relaciones comenzaron a adquirir una dimensión totalmente nueva, una franqueza y afecto más profundos?
Ciertamente los intereses que tenemos en común con otros fomentan relaciones más íntimas. Pero todos tenemos preciosas cosas espirituales en común de las cuales la principal es un mismo Padre-Madre Dios, quien incluye a todos en Su imparcial profusión de amor. El ver y sentir esto en todas nuestras relaciones nos capacita para ver que “ellos” pertenecen a “nosotros” — con todo el afecto y la franqueza que acompañan a este descubrimiento.
¿Qué es este “nosotros” y este “ellos” sino una actitud mental que clasifica a la gente y crea innecesarias divisiones y desconfianzas? Tal manera de pensar tiende a hacer que nos sintamos raros o incómodos si, por ejemplo, a “uno de nosotros” le hace una pregunta “uno de ellos” acerca de la Ciencia Cristiana, y sentimos timidez de que cualesquiera de “ellos” sepa que somos Científicos Cristianos.
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