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Me crié en un hogar donde se nos enseñó a amar y a reverenciar la...

Del número de enero de 1979 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Me crié en un hogar donde se nos enseñó a amar y a reverenciar la Biblia. Pero la Biblia era un libro cerrado para mí. ¡Cuán agradecida estuve cuando inicié el estudio de la Ciencia Cristiana! Me abrió la Biblia y me reveló sus tesoros. También me hizo comprender más claramente la práctica y el método de las enseñanzas de Jesús al sanar a los enfermos y resolver toda clase de problemas. No puedo expresar con palabras mi gratitud por los practicistas de la Ciencia Cristiana y por las muchas curaciones que hemos tenido en nuestra familia mediante la sabia ayuda y consagrada oración de estos practicistas.

En cierta ocasión tuve una caída muy seria. Me lastimé una pierna y al intentar levantarme sentí como si el pie se me hubiera lastimado seriamente. Con mucha dificultad logré levantarme y caminar cojeando. Llamé por teléfono a una practicista de la Ciencia Cristiana y le pedí que orara para mí, a lo cual accedió gustosamente. Cada día me sentía mejor, pero todavía cojeaba. Entonces una noche desperté a causa de dos fuertes estirones que sentí en el pie. Al día siguiente pude caminar con más facilidad. Dos noches más tarde nuevamente desperté; esta vez debido a tres fuertes estirones. Al día siguiente pude caminar normalmente. Los dedos que se habían dislocado habían vuelto a su posición correcta. Sentí un gozo inmenso por esta curación. La pierna sanó completamente al mismo tiempo.

Otras curaciones en nuestra familia incluyen la de paludismo maligno, ictericia, postración nerviosa, cuello fracturado, y contusiones en los pulmones y en las costillas. Estas curaciones se efectuaron únicamente mediante la oración.

Sané también de cáncer en la piel que me apareció en la nariz. De cuando en cuando tenía que recurrir a practicistas para que me dieran tratamiento pues sentía bastante temor. Estoy muy agradecida por la ayuda y aliento que me dieron. Entonces comprendí que tenía que profundizar mi comprensión de que Dios es Todo y del significado de los siete sinónimos de Dios, y también de la relación del hombre con Dios como Su imagen y semejanza. En Ciencia y Salud la Sra. Eddy escribe en la página 465: “Dios es Mente, Espíritu, Alma, Principio, Vida, Verdad y Amor, infinitos, incorpóreos, divinos y supremos”, y en la página 470: “El hombre es la expresión del ser de Dios”. Oré basándome en esta comprensión por casi tres años, sin ceder al temor sino confiando en que la curación se manifestaría.

Entonces, un día en que estaba colocando una venda en la parte afectada, estas palabras me vinieron muy clara y firmemente: “Dios no sabe nada de esta condición, y yo, como Su reflejo, tampoco sé nada. ¡Y esto es definitivo!”

Pocos días después el tumor comenzó a disolverse y en una semana desapareció por completo. Poco después de esta experiencia — al reconocer agradecidamente el poder de Dios, el Amor divino, para efectuar la completa curación — la piel en la parte afectada se renovó perfectamente. La condición había sido diagnosticada por un médico. Esta curación se efectuó hace unos vienticinco años.

Sólo puedo decir una vez más: Gracias, Padre, por Cristo Jesús, el Mostrador del camino, y por la Sra. Eddy por su consagración a las enseñanzas de la Biblia, mediante las cuales Dios le reveló la Ciencia divina, el Consolador, del que habla en Ciencia y Salud.


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