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¿Por qué no abandonar lo anticuado?

Del número de enero de 1979 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La mayoría de nosotros no queremos seguir atados al sufrimiento y a la infelicidad, y la Ciencia Cristiana nos enseña que no tenemos por qué hacerlo. Podemos reemplazar el sufrimiento y la infelicidad por una percepción nueva e inspirada del hombre como Dios lo creó — completo, sano, libre, feliz, espiritual e intacto.

Tal percepción trae curación. Transforma nuestra vida. Nos restaura todo lo bueno que por derecho nos pertenece. Ésta es la promesa del Cristo, el cual Jesús ejemplificó para toda la humanidad: “Si alguno está en Cristo”, nos dice la Biblia, “nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. 2 Cor. 5:17;

La mayoría de nosotros estamos ansiosos de aceptar al Cristo sanador cuando nos sentimos enfermos o desdichados — aunque para ello tengamos que desprendernos de alguna manera de pensar mantenida durante años, como por ejemplo considerar al hombre como un mortal vulnerable. Pero, ¿estamos igualmente dispuestos a aceptar nuevas maneras de pensar y actuar cuando nos sentimos relativamente contentos con nuestra existencia? ¿O nos aferramos encariñados a viejos conceptos resistiéndonos a desprendernos de ellos?

Consideremos nuestra manera de orar. ¿Oramos para nosotros mismos de manera nueva e inspiradora? ¿O lo hacemos siempre al viejo estilo acostumbrado? ¿Y cómo enfocamos lo que nos brinda la iglesia? ¿Acogemos con gusto las oportunidades de aprender algo nuevo, aunque sólo sea un amado himno que tiene música diferente? ¿Nos molesta ver a alguien sentado en “nuestro” asiento u oír a otro miembro abordar la Ciencia Cristiana con un vocabulario diferente? Naturalmente, cambiar sólo por el gusto de cambiar, no está en consonancia con la Ciencia Cristiana. Mas tampoco lo está el quedarse con lo antiguo sólo porque es antiguo, o aferrarse a la tradición sólo porque es tradición.

Las actividades de la iglesia deben ser el resultado de la oración, no de opiniones personales. Cuando estas actividades se basan en la oración profunda, devota y altruista, serán profundamente inspiradoras. Se ajustarán plenamente a los estatutos de la filial y a los reglamentos dados por la Sra. Eddy en el Manual de La Iglesia Madre. Inspirarán a los miembros y atraerán a los extraños. Aportarán iluminación espiritual y curación. Harán de nuestras iglesias lumbreras de la comunidad.

Podemos estar agradecidos de que haya tantas ideas para llevar a cabo cada función de la iglesia como hay miembros. ¿Oyó usted alguna vez a dos Lectores leer de manera exactamente igual? ¿Hay dos bibliotecarios que atiendan la Sala de Lectura de la misma manera en cada detalle? La Sra. Eddy claramente nos dice: “El hombre refleja lo infinito, y este reflejo es la idea verdadera de Dios”.Ciencia y Salud, pág. 258; No siempre tenemos que estar de acuerdo con las opiniones de otros acerca de cómo ser mejores miembros de la iglesia, pero podemos respetar esas opiniones y apreciar el bien que hay en ellas. Podemos estar agradecidos de que la religión no sea estereotipada. La Sra. Eddy nos dice: “Esta era aspira por el Principio perfecto de las cosas; tiende hacia la perfección en el arte, la invención y la manufactura. ¿Por qué, entonces, habría de estereotiparse la religión, y por qué no habremos de lograr un cristianismo más perfecto y práctico?” Luego añade: “Nunca servirá atrasarse en las cosas más esenciales, procedentes de la norma del bien que regula el destino humano”. Y más adelante dice: “Conforme vayamos abandonando los sistemas y teorías materiales, las doctrinas y los dogmas personales, para subir humildemente la colina de la Ciencia, alcanzaremos el máximo de perfección en todas las cosas”.Escritos Misceláneos, pág. 232;

Orando para poder hacer frente a la oportunidad, encontraremos medios sanadores y atractivos para presentar la Ciencia Cristiana tanto a los extraños como a nuestros compañeros Científicos Cristianos. Podemos combinar la alegría, lo original y la vitalidad de nuestro enfoque con lo profundo de la Ciencia.

¿Qué aportamos nosotros a nuestras actividades de la iglesia? El propósito de la Sra. Eddy no fue el de presentar la Ciencia Cristiana de una manera poco interesante o tediosa. Ella no era aburridora en su enseñanza ni en su contacto diario con los demás. En realidad, tenía una manera maravillosamente novedosa de presentar sus temas y un magnífico sentido del humor. Se esforzaba por comunicarse con la gente en el nivel de la comprensión de ellos — no donde ella hubiera querido que estuviesen. Jamás fue anticuada en sus esfuerzos por lograr “un cristianismo más perfecto y práctico”.

Al orar profundamente sobre lo que hemos de hacer hoy en nuestras actividades de la iglesia, no temamos utilizar algo nuevo, si esto es lo que se nos revela como resultado de la oración. Una vez se nos pidió a un amigo y a mí que aportáramos algunas ideas diferentes para una reunión de jóvenes de la Ciencia Cristiana. Oramos mucho sobre esto, y el resultado fue un sencillo mensaje sanador, que expresamos de una manera nueva y original. Al público le encantó. El mensaje fue impartido nítida y claramente. Meses más tarde todavía estábamos recibiendo informes de frutos de parte de los estudiantes.

La gente hoy en día — y no solamente la juventud — está anhelante de algo nuevo. La Sra. Eddy nos recuerda: “La gente clama por dejar la cuna y los pañales. La espiritualidad está imponiendo a los mortales sus más altas exigencias, y la historia material se va acercando a su fin. La Verdad no puede ser clisada; se desarrolla indefinidamente”.No y Sí, pág. 45.

A medida que dejamos que la Verdad se nos revele, responderemos a las altas exigencias de la espiritualidad. Encontraremos medios nuevos e inspiradores para conducir los asuntos de nuestra iglesia — medios que estén de acuerdo con lo que la Sra. Eddy concibió para su Iglesia, y que impelen a la gente a caminar en la dirección correcta. Nuestros servicios de la iglesia, nuestras reuniones de inspiración, nuestras clases de la Escuela Dominical, y toda actividad de la iglesia serán llevados a cabo con más inspiración y aceptados también con más inspiración.

Teorías estereotipadas, y opiniones y puntos de vista humanos anticuados deben ceder al gobierno inequívoco de la Mente. Y la Mente divina, la única Mente que el hombre tiene, habla a cada uno de la manera que es mejor para él. ¿Por qué, entonces, no abandonar lo anticuado — hoy? ¿Está lo anticuado realmente enseñándonos a alcanzar “el máximo de perfección”, en las cosas “más esenciales”?

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