¡Acción de Gracias! Esta fiesta tiene un significado especial en nuestra familia. Fue el día que encontramos la Ciencia Cristiana. También confirmó la profecía del dulce cantor en Isaías (43:6): “Diré al norte: Da acá; y al sur: No detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra”.
Siendo una adolescente, me desilusioné de la religión de mi niñez. El Dios bondadoso a quien yo oraba, respondía a mis oraciones infantiles e inocentes. La dificultad surgió al tratar de reconciliar mi Dios de amor con un concepto ortodoxo de un Dios variable que decretaba o bien miseria por un lado, o gozo por el otro. En vez de continuar la lucha para tratar de comprender, dejé la Escuela Dominical. Reverentemente, continué orando a Dios a mi manera.
Poco después, conocí al hombre que luego fue mi esposo. Me sentí muy contenta al saber que él también amaba a Dios y que trabajaba activamente en su iglesia. Nos casamos en la iglesia de su fe. Con mucha humildad traté diligentemente de aceptar sus enseñanzas, sólo para encontrar el mismo concepto limitado y temeroso de Dios. Casi simultáneamente acordamos mi esposo y yo dejar de asistir a la iglesia por completo. Continuamos leyendo la Santa Biblia en nuestro hogar.
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