Médicos e investigadores en el campo de la medicina, por mucho tiempo han estado buscando técnicas, medios y equipos adecuados para que la gente tenga una vida más larga y más plena. Y para algunos los resultados de estas investigaciones parecen ofrecerles mayor longevidad. Pero ¿conduce esto a una vida más abundante?
La respuesta, por supuesto, depende de nuestra comprensión de lo que verdaderamente es la vida. La vida verdadera procede de Dios, quien es Vida divina. Es espiritual y no material. Es inmortal. La vida verdadera de usted y la mía expresan Vida — y la Vida divina se sostiene a sí misma.
Esto significa que el sentido mortal de la vida — la vida que se vive en un cuerpo que debe morir — no es vida verdadera. Por tanto, confiar la vida a órganos transplantados y a pacificadores plásticos para el corazón, significa confiarla a una ilusión. Y el resultado de esta confianza sincera, pero mal puesta, es a menudo la frustración y la amargura — y esto está lejos de ser una vida más plena.
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