A veces en una Iglesia de Cristo, Científico, se expresa la opinión que la afiliación a la iglesia debería ser para cualquier persona que desea adoptar la Ciencia, y que si esa persona está enfrentando alguna clase de pecado, puede vencerlo después de hacerse miembro.
La pregunta que los miembros necesitan hacerse es: ¿Cuál es el propósito de esta iglesia? ¿Qué es lo que esperamos que lleve a cabo? Si el propósito es solamente agradar a sus miembros, y si los miembros sólo esperan darse ánimo uno al otro en sus esfuerzos por sanar sus propios males, entonces, los requisitos para ser miembro se vuelven principalmente una cuestión de compatibilidad. Pero si el propósito es traer a la comunidad la verdad que demuestra la nada de la materia y la totalidad del Espíritu, cada miembro debería estar capacitado para defenderse y para hacer su parte en la defensa de la iglesia a medida que ésta enfrenta oposición a su labor.
Todo esfuerzo por mostrar la falsedad de la creencia de que la materia es la base y sustancia de la vida encontrará oposición, y entre más efectiva sea la actividad que hace despertar, más formidable será la oposición. Por supuesto, la oposición a Dios, la Verdad divina, realmente es nada; pero el comportamiento de la multitud durante el juicio y crucifixión de Cristo Jesús ilustra vívidamente el espectáculo que presenta la falsa creencia antes de ceder a la Verdad.
Si una Iglesia de Cristo, Científico, está cumpliendo con su propósito, entonces está encarándose con los errores de creencia de los cuales vienen el pecado, la corrupción, el crimen, los males sociales y económicos, y las enfermedades. Está encontrando medios espirituales para poner al descubierto estos males y abrir el camino en la comunidad para sanarlos. Al seguir adelante en esta actividad sanadora, la iglesia tendrá el poder de la Verdad misma — el de Dios. Pero los miembros de esta iglesia deben reconocer ese poder.
Para estar capacitado para continuar la guerra contra el error, cada miembro de la iglesia debe expresar honradez al profesar su lealtad a la Verdad. La honradez exige un esfuerzo serio para vencer la creencia de que hay vida e inteligencia en la materia, y una manera de mostrar ese esfuerzo es renunciando voluntariamente a prácticas que son obviamente erróneas. Las habladurías son un pecado. La dominación personal es un pecado. El fumar, tomar drogas, tomar bebidas alcohólicas, son pecados. Y uno puede voluntariamente renunciar a todo esto con la ayuda de Cristo, la verdadera idea de Dios, que la Ciencia Cristiana revela.
Si aceptamos cualesquiera de esos pecados, estamos dando nuestro consentimiento a la creencia de que la mente está en la materia. Y porque Dios, el Espíritu, es la única Mente verdadera, estas intemperancias niegan a Dios. Puesto que el trabajo de una Iglesia de Cristo, Científico, es primordialmente el de demostrar la totalidad y unicidad de Dios, la Mente inmortal, el que se resiste a abandonar voluntariamente su propensión a estas creencias materiales mientras profesa ser adherente de la Ciencia Cristiana no está siendo del todo sincero a lo que declara. Está, en efecto, separándose de Dios.
En el Manual de La Iglesia Madre, la Sra. Eddy nos ha dado el Estatuto, “Alerta al deber”; la obediencia a este Estatuto es esencial para todo miembro de una iglesia si la iglesia está logrando algo en su comunidad. Dice así: “Será deber de todo miembro de esta Iglesia defenderse a diario de toda sugestión mental agresiva, y no dejarse inducir a olvido o negligencia en cuanto a su deber para con Dios, para con su Guía y para con la humanidad. Por sus obras será juzgado, — y justificado o condenado”.Man., Art. VIII, Sec. 6;
A veces se alega que un pecado no es peor que otro; y puesto que es evidente que algunos de los miembros consienten en uno, aquellos que consienten en otro no deberían ser excluidos de la membresía. Debe estar bien claro que ningún pecado es admisible sencillamente porque se señale otro pecado. Y el que no está luchando honradamente por vencer lo que sabe que es pecaminoso, no está tomando en serio su defensa diaria contra la sugestión mental agresiva. Y esta defensa es esencial a la parte que le corresponde como miembro de una iglesia que está logrando su propósito en la comunidad.
Tal vez haya una lección en la historia de Gedeón. Ver Jueces 6–8. A este hombre humilde un ángel de Dios le dijo que reuniera un ejército para salvar a Israel de los madianitas. Así lo hizo, “y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho”. Y Él dio instrucciones a Gedeón que retirara a “quien tema y se estremezca”. Quedaron diez mil, y otra vez Jehová dio instrucciones a Gedeón de que disminuyera su ejército, quedándose solamente con aquellos que “lamieron llevando el agua con la mano a su boca”. Así pues Gedeó atacó al numerosísimo ejército de los madianitas con trescientos hombres, y triunfó.
¿Son números lo que necesitamos para vencer lo que parece ser insuperable oposición a la realidad espiritual? No, es la cualidad de estar alerta al deber. Aunque el trabajo que tiene la membresía de una Iglesia de Cristo, Científico, es grande, sus miembros pueden probar que nada puede resistir el poder de la Verdad. Esto será demostrado por cada iglesia a medida que sus miembros permanezcan alerta y rechacen los errores que querrían debilitar sus defensas. No debe hacérsele difícil a un apto aspirante a miembro participar activamente en una Iglesia de Cristo, Científico. Pero el que sea aceptado como miembro debe estar listo para luchar con el error. Entonces estará activo de una manera constructiva y ocupará su puesto en la defensa, no sólo de sí mismo, sino también de la iglesia en su significativa actividad.