Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Hace algunos años mi esposo estaba sufriendo de tuberculosis.

Del número de noviembre de 1979 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace algunos años mi esposo estaba sufriendo de tuberculosis. La esposa de su patrón vio su necesidad y le habló de la Ciencia Cristiana. Le dio alguna literatura y la dirección de una iglesia filial de Cristo, Científico. Mi esposo asistió un miércoles al servicio vespertino de testimonios, y oyó a un hombre dar testimonio de cómo había sanado de tuberculosis por medio de la oración. Esto le dio a mi esposo esperanzas. Con la oración de un practicista de la Ciencia Cristiana sanó completamente.

Más tarde nuestro hijito pequeño se enfermó de neumonía. Mi esposo me preguntó si quería consultar a un médico o si prefería que el niño recibiera tratamiento en la Ciencia Cristiana. Conociendo poco de esta Ciencia opté por un médico. Después de un tiempo pude ver que nuestro hijo empeoraba. Una noche le dije a mi esposo que estaba lista para probar la Ciencia Cristiana, y le pedí que trajera a un practicista a nuestra casa. La respiración del niño era tan fuerte que podía oírse desde la habitación contigua. El practicista se sentó junto a la cama y oró, y en pocos minutos la respiración fue normal. Pronto el niño estuvo bien. Desde entonces he confiado únicamente en la Ciencia Cristiana para la curación.

Después del nacimiento de nuestro segundo hijo no me sentía bien y comencé a tener dolor en un costado todas las mañanas. Meditaba sobre “la declaración científica del ser” de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy (pág. 468) y el dolor cesaba. Pero una mañana continuó. Me senté y comencé a leer Ciencia y Salud. Pero mi condición se agravó, y al poco tiempo apenas si podía razonar. Todo lo que lograba recordar de “la declaración científica del ser” era que Dios es Todo. Me aferré a este reconocimiento de la totalidad de Dios y de mi perfección como Su hija. Entonces de inmediato pude hablar libremente y ver con claridad. En ningún momento sentí miedo. El problema nunca volvió a presentarse.

Iniciar sesión para ver esta página

Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / noviembre de 1979

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.