Si encontramos al compañero adecuado y decidimos contraer matrimonio, ¿cómo podemos mantenerlo unido? ¿Cómo puede un matrimonio superar con éxito los desafíos que surgen durante los años en que el hombre y la mujer viven como una unidad económica, social y familiar?
Un punto importante es darse cuenta de que, en realidad, no son dos mentes pequeñas separadas que tratan desesperadamente de ver la manera de relacionarse entre sí. Ahora y para siempre, Dios es la única Mente, el único Ego divino, expresándose continuamente en el varón y la hembra de la creación espiritual. En su definición de “El Yo o el Ego”, en el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud, la Sra. Eddy declara: “No hay sino un solo Yo o Nos, un solo Principio divino o Mente divina, gobernando toda la existencia; el hombre y la mujer, intactos para siempre en sus caracteres individuales, al igual que los números, que jamás se mezclan entre sí, a pesar de ser regidos por un mismo Principio”.Ciencia y Salud, pág. 588;
Pero supongamos que la relación se vuelve desagradable, se hieren profundamente los sentimientos, surge el enojo, la ira, la culpa y una amarga desilusión. ¿Es demasiado tarde para que se produzca algún cambio y se reparen los males?
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