Este momento tiene posibilidades.
Puede alumbrarte y llevarte de la lucha con los demás
a esa gran batalla que cada uno debe librar con el falso yo.
Puede ser el momento en que veas que estás libre de alguna falta
que te ha atado, o de temores opresivos que te han rodeado.
No te sorprendas si este momento sea el ahora
en el que demuestres que hijo eres de Dios.