Cuán fácil es pasar por alto pequeños defectos y debilidades de carácter, desentenderse de las pequeñas negligencias en que incurrimos o de la poca atención que prestamos a las cosas de menor importancia. Estas naderías, si no se corrigen, oscurecen y perturban el pensamiento y eventualmente se manifiestan en falta de armonía corporal y en discordancia en nuestras relaciones con los demás.
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