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La Ciencia Cristiana me ha ayudado a encontrar la clase de trabajo...

Del número de diciembre de 1979 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Ciencia Cristiana me ha ayudado a encontrar la clase de trabajo que necesitaba. Cuando estudiaba en la universidad, a menudo buscaba trabajo a jornada parcial para ayudarme con mis gastos universitarios. Aprendí a recurrir primero a Dios para establecer el verdadero concepto de ocupación. Primero vi que mi verdadera ocupación era reconocerme como la imagen de Dios y expresar las cualidades divinas; y segundo, que en realidad todas mis necesidades ya estaban suplidas. Los hijos de Dios son por siempre completos, como Dios los creó. Nuestra verdadera necesidad es, entonces, obtener una mejor comprensión de lo que somos como reflejo de Dios. Nuestro derecho a reclamar nuestro dominio otorgado por Dios procede de la Biblia, la cual habla de la creación espiritual de Dios así: “Dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra” (Génesis 1:26).

La siguiente declaración de la Sra. Eddy me fue de gran ayuda: “El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana” (Ciencia y Salud, pág. 494). Es la necesidad humana la que es abastecida, y mi necesidad era comprender lo inviolable y pura que es mi identidad como idea de Dios, la Mente, o Principio.

Equipado con estos pensamientos, comencé mi último año de estudios posgraduados, sabiendo que mi verdadera identidad estaba protegida y que, como idea de Dios, yo estaba siempre empleado para expresarlo a Él. No obstante, parecía que el campo de actividad que había elegido no ofrecía oportunidades, especialmente para un graduado universitario sin experiencia, como sería yo. No obstante, pude rechazar este punto de vista negativo reconociéndolo por lo que era — una limitación falsa. Lo reemplacé con el hecho espiritual de que las actividades están siempre disponibles para expresar ideas espirituales y sustanciales, ideas que yo no dudaba podía ofrecer. Había solicitado ocupación en más de veinte firmas a través de los Estados Unidos que sabía tenían vacantes. Ninguna me aceptó, pero no por eso cedí en mi afirmación de la verdad.

Justo antes de graduarme conocí a un hombre del medio oeste que me habló de una vacante disponible en la firma en que él trabajaba. Era exactamente la clase de trabajo que yo había estado buscando. Solicité una entrevista con la firma ofreciendo correr yo con todos los gastos del viaje, aun cuando la compañía se encontraba a más de tres mil kilómetros de distancia. En esos momentos yo no contaba con el dinero para el viaje, pero había hecho arreglos para poder pagarlo. Mas al acercarse la fecha en que debía viajar esos arreglos me fallaron y comencé a sentir temor.

Poco antes de la fecha del viaje, asistí un miércoles a la reunión vespertina de testimonios de una Iglesia de Cristo, Científico. Una mujer dio un testimonio cuyas circunstancias eran similares a las mías. Dijo que había estado esperando recibir cierta cantidad de dinero para salir de sus deudas. Cuando habló de esto a un practicista de la Ciencia Cristiana, el practicista le dijo que por qué había de esperar tan poco cuando su Padre le daría una abundancia tan grande. Cuando escuché esta declaración de inmediato comprendí que yo estaba limitando los resultados de mi empleo y de mi futuro al éxito de mis propios planes, en lugar de ver que todas mis necesidades las abastecía Dios, directa y completamente. Sentí la presencia del Cristo en esos mismos momentos — una certeza de que era hijo de Dios y estaba bajo Su cuidado, y pude sentir la sustancia de la naturaleza de Dios y Su dirección de manera muy tangible.

Recuerdo que en esos momentos pensé: “He sanado del temor. No hay nada por lo cual deba preocuparme”. Esta curación en mis pensamientos cambió mi situación. Poco después de esa reunión de testimonios se me presentaron otros medios para financiar mi viaje. Fui a la entrevista y me dieron el puesto.

En la Ciencia Cristiana aprendemos que toda necesidad la abastece Dios. Esto quiere decir que no sólo nuestras necesidades de ocupación son abastecidas (y no tenemos que esperar a encontrar empleo para probar esto), sino que también las necesidades de los empleadores de encontrar la ayuda que necesitan las provee la continua ley divina de la armonía, siempre en operación.

Estoy muy agradecido por la magnífica instrucción de Ciencia Cristiana que recibí en la Escuela Dominical, y por haber tomado instrucción en clase con un maestro autorizado de la Ciencia Cristiana. También estoy profundamente agradecido por la inspiración y las ideas que he obtenido del estudio de la Biblia y de Ciencia y Salud.


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