El águila no trata de escapar del viento ni éste la daña. El águila se remonta por sobre el viento y éste la eleva aún más. Mantiene su dominio sobre el viento. ¿Cómo podemos nosotros mantener nuestro dominio sobre las presiones?
La base para lograrlo es ver quiénes somos y qué somos realmente. Una pregunta básica es: ¿Qué es el hombre? ¿Es un organismo biológico, celular, electroquímico? Si es simplemente un montón de protoplasma organizado, girando alrededor de un astro candente y avanzando inexorablemente hacia la muerte, entonces el hombre se asemeja más a una hoja que cae que a un águila que se remonta.
El hombre es, en realidad, la idea de la única Mente divina e infinita, Dios, del todo inteligente y autocreativa. Jamás nació en la materia como resultado de una reproducción biológica; jamás ha sido clasificado como negro o blanco, como rojo o amarillo; nunca ha sido programado por tarjetas computadoras de acuerdo con su historial ancestral. Él es el resultado del conocimiento que la Mente divina tiene de sí misma.