“Sáname, oh Jehová, y seré sano; sálvame, y seré salvo; porque tú eres mi alabanza” (Jeremías 17:14). La primera curación que tuve en la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens) se llevó a cabo mientras vivía en el desierto del suroeste de los Estados Unidos, donde me habían enviado los médicos. Durante muchos años, había estado padeciendo de un problema en los pulmones que se repetía periódicamente. Los médicos me habían dicho que estaría parcialmente inválida el resto de mi vida.
Una amiga me habló de la Ciencia Cristiana y me invitó a asistir a una reunión vespertina de los miércoles en una Iglesia de Cristo, Científico, cercana. Debido a que estaba enferma con una infección en los pulmones y quería ser sanada, me levanté, me vestí, y fui a la reunión. Salí de la iglesia después del servicio, sintiendo un gran júbilo. Sentí que se me había sacado una pesada carga de encima y me di cuenta de que había sido sanada de la enfermedad de los pulmones. Atribuyo esta curación a las declaraciones de verdad leídas de la Biblia, y de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, en esta reunión de la iglesia, a mi receptividad a la Ciencia Cristiana, y a mi deseo de ser sanada.
A partir de ese momento, la Ciencia Cristiana se transformó en el camino de la Vida para mí. Me afilié a La Iglesia Madre y pronto pasé a ser miembro activo en una iglesia filial. Dos años más tarde tomé instrucción en clase con un inspirado maestro de Ciencia Cristiana y pude resolver aún más problemas por mí misma.
Hace varios años cuando iba camino a mi trabajo una mañana, noté que mi ojo izquierdo tenía una telilla en él y que esto me hacía difícil ver claramente. Debido a mi entendimiento de la Ciencia Cristiana, no me alarmé por este problema físico y de inmediato comencé a orar metafísicamente por mí.
Mi familia, que no estudiaba la Ciencia Cristiana, insistió en que buscara el consejo de un médico especialista, y para aliviar la ansiedad de ellos fui a ver a un oftalmólogo. Después de hacerme un prolongado examen en los ojos, me dio su opinión médica, que fue: “Me pregunto cómo puede siquiera ver. Tiene cataratas en medio de ambos ojos y debieran ser extraídas inmediatamente o dentro de poco tiempo”.
En ese momento me sentí sumamente agradecida por ser una estudiante de la Ciencia Cristiana y porque la Ciencia tenía una respuesta para mi necesidad física. No pude aceptar lo que me dijo el doctor sobre mis ojos e inicié un estudio intensivo de las verdades enseñadas en Ciencia y Salud y en las otras obras de la Sra. Eddy. Aunque al principio mis ojos mejoraron un poco, al cabo de dos semanas la condición no había cambiado. Fue entonces que me puse en contacto con una practicista de la Ciencia Cristiana. La practicista estaba en otra parte del país, pero me envió numerosas palabras para que estudiara en las Concordancias de la Biblia y en las otras obras de la Sra. Eddy, palabras tales como nóumeno, fenómeno, luz, irradiar y reflejo. Trabajé con estas palabras que aparecen en las Concordancias y después le escribí a la practicista y le dije que mis ojos habían mejorado mucho pero que no habían sanado completamente. Ella me escribió que no tenemos que aceptar una curación parcial, sino sólo la curación completa, y me dio otro tratamiento. Sané completamente de la condición discordante de los ojos en dos tratamientos.
La Sra. Eddy declara en Ciencia y Salud (pág. 296): “El progreso nace de la experiencia. Representa el madurar del hombre mortal, por el cual se abandona lo mortal por lo inmortal”. Cada problema que he tenido que vencer ha probado ser una pasadera hacia una comprensión más elevada de la Verdad. Cada vez que vencemos el error o la enfermedad, dejamos atrás al hombre viejo y adoptamos nuestra verdadera herencia espiritual. Esto es lo que significa para mí el pasaje bíblico: “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas” (Apocalipsis 21:5).
Estoy profundamente agradecida a Dios por Cristo Jesús, el Maestro, y por la Sra. Eddy, quien nos dio la Ciencia Cristiana, por las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana, y por La Iglesia Madre.
Los Ángeles, California, E.U.A.
