Imagínate que estuvieras jugando a la pelota con tus amigos, y que estuvieras a punto de agarrar la pelota. Pero cuando se te acercaba viste que estaba cubierta de barro pegajoso y que chorreaba. ¿La agarrarías? ¿O la evadirías y la dejarías pasar?
El error es así como una pelota sucia. No tenemos que jugar ningún juego con la enfermedad, ni con el enojo, ni con ninguna cosa mala. ¡No tenemos que agarrar ningún error!
El que juega a la pelota tiene que estar alerta. Esto quiere decir que debe poder ver rápidamente lo que está pasando, debe estar alerta para poder decidir qué hacer y hacerlo rápidamente. No jugaríamos a la pelota con los ojos cerrados, y tampoco se nos debiera agarrar con nuestro pensamiento cerrado. La Ciencia Cristiana nos ayuda a estar siempre alerta y no jugar el juego del error.
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