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Atracción correcta — relaciones correctas

Del número de enero de 1980 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Una sociedad estable y progresista tiene como base valores cristianos. Cuando estos valores morales y espirituales forman la base de las relaciones humanas, se ha puesto un cimiento para un afecto duradero, basado en la verdadera atracción.

¿Cómo pueden mantenerse hoy en día estos valores cuando la confusión moral parece afectar la vida de tanta gente? Respondiendo a la atracción espiritual y resistiendo la atracción opuesta.

Sólo lo que refleja el Espíritu es realmente atractivo. El hombre, creado por Dios, posee por reflejo todas las cualidades del Espíritu. Y es en estas cualidades donde se encuentra la atracción genuina — en la bondad, pureza, integridad, espiritualidad, ternura, fortaleza. Cuando reconocemos que el hombre espiritual es nuestra identidad verdadera, entonces expresamos estos atributos divinos y ellos atraen hacia nosotros a otras personas. La Sra. Eddy afirma: “Sólo hay una atracción real, la del Espíritu. La aguja magnética, apuntando hacia el polo, simboliza este poder que todo lo abarca, o sea la atracción de Dios, la Mente divina”.Ciencia y Salud, pág. 102;

Las personas que aprecian las características duraderas y dignas de ser amadas que otros expresan, tales como la inocencia y el resplandor del Alma, la estabilidad y la justicia del Principio, la intuición de la Mente, la gentileza y la gracia del Espíritu, la vivacidad de la Vida, la veracidad de la Verdad, la ternura y el afecto del Amor, establecen y mantienen relaciones duraderas y satisfacientes. “La atracción entre las cualidades innatas será perpetua sólo mientras sea pura y verdadera, trayendo dulces temporadas de renovación como la primavera que retorna”,ibid., pág. 57; explica Ciencia y Salud.

Cuando la atracción que acerca a las personas no se basa en valores morales y espirituales, ello resulta en relaciones inestables y a menudo desdichadas.

En la Ciencia Cristiana, se llama “magnetismo animal” a la falsificación de la atracción espiritual. Este nombre describe la supuesta atracción hacia la materialidad y la sensualidad ejercida por los sentidos físicos.

El magnetismo animal aparta el pensamiento de las cosas de Dios y retarda el progreso espiritual. Falsificando la atracción del Espíritu, el magnetismo animal arguye que sólo aquellas cosas que los sentidos físicos perciben son atractivas, agradables y deseables. Si creemos esto y actuamos de acuerdo con ello, nos exponemos a perder nuestra paz, nuestro gozo y nuestra integridad.

¿Cómo podemos resistir la influencia degradante del magnetismo animal? Mediante la devota oración científica. En el Padre Nuestro, la oración que Cristo Jesús enseñó a sus discípulos, encontramos estas palabras: “Y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal”. Mateo 6:13 (según Versión Moderna); Pidiendo atención a esta demanda, la Sra. Eddy escribió en cierta ocasión a un alumno: “Orad diaramente, nunca dejéis de orar, no importa cuán seguido: ‘No me dejes caer en tentación’ — científicamente interpretado — No me dejes perder de vista la pureza incontaminada, los pensamientos limpios y puros; deja que todos mis pensamientos y propósitos sean elevados, altruistas, caritativos, humildes, — que sean de ánimo espiritualizado”. Lyman P. Powell, Mary Baker Eddy: A Life Size Portrait (Boston: The Christian Science Publishing Society, 1950), pág. 316;

Para no “perder de vista la pureza incontaminada” necesitamos reconocer que Dios es la única Mente, nuestra Mente, la fuente de todos los pensamientos verdaderos — y la única Vida. Toda comunicación real pasa de Dios a Su idea, el hombre. Dios imparte constantemente al hombre espiritual, al verdadero ser de cada uno de nosotros, pensamientos que se caracterizan por la pureza, la santidad y la sabiduría. Puesto que Dios, el bien, es la única Mente del hombre, no existe una mente que pueda sugerir el mal ni una mente susceptible a sugestiones malévolas.

¿Qué podemos hacer si nos sentimos atraídos hacia una relación que nuestro corazón nos dice, no procede de Dios? ¿Cómo podemos romper el asidero de la atracción errónea?

Afirmando con comprensión que el hombre es puramente espiritual, no en parte material o animal, y en parte espiritual. Podemos saber que no hay nada en el hombre que lo haga susceptible a la atracción magnética de falsos deseos.

Los sentidos del hombre son enteramente espirituales, no físicos. El hombre espiritual, gobernado solamente por el sentido espiritual, mora en un estado de atracción hacia aquello que es puro y santo. Es atraído eternamente hacia el Alma, la fuente de toda verdadera satisfacción y felicidad.

También podemos saber, mediante nuestra oración para nosotros mismos, que una idea de Dios no puede influir a otra. Todas las ideas de Dios, morando en el reino de la Mente pura, permanecen en armonía una con la otra, gobernadas y controladas por la ley espiritual.

Si hemos sucumbido a alguna falsa atracción ¿podremos liberarnos del remordimiento y de la condenación propia y progresar de nuevo espiritualmente? ¡Por supuesto que sí, podemos!

En su parábola del hijo pródigo, Cristo Jesús describe vívidamente la bienvenida que le espera a aquel que regresa con arrepentimiento genuino de las tierras desoladas de los sentidos a la casa del Padre — la consciencia de Dios como la única Mente y Vida. Regocijándose por el regreso del hijo pródigo, el padre dijo a sus siervos: “Sacad el mejor vestido, y vestidle”. Lucas 15:22. En la tradición hebrea el mejor vestido significaba un honor especial. Este es el vestido con el cual nuestro Padre celestial nos viste a cada uno, cuando reconocemos nuestro estado espiritual como los hijos e hijas de Dios que nunca han caído, que son bienamados y dignos.

Nuestra fidelidad a la ley moral y espiritual nos protege y beneficia no sólo a nosotros, sino también a otros. Expresando de continuo nuestra integridad, aquellos con quienes estamos en contacto en el hogar, en los negocios, en la iglesia y en la comunidad pueden obtener el valor, inspiración y fuerza necesarios para resistir las tentaciones.

Al orar diariamente para responder sólo a la atracción espiritual, nunca demos gracias farisaicamente a Dios de que no somos como otros hombres. Por el contrario, ayudemos a que la luz del Cristo, la Verdad, irradie, viendo a nuestro prójimo por doquier como ideas espirituales de Dios, atraídas únicamente a Él. También podemos reconocer, con convicción y compasión, que todos aquellos que buscan salir de la oscuridad de la confusión moral, encontrarán esta luz del Cristo, la Verdad, iluminándoles el camino.

La Ciencia Cristiana le asegura a la humanidad que todos los que caminan en la luz triunfarán sobre el sentido y el yo materiales y serán recompensados con una profunda paz interior, con una sensación de realización y con un estado consciente del verdadero valer.

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