Usted mira sus cuentas y luego el saldo de la cuenta bancaria. Los totales ni se aproximan. ¿Qué hace? ¿Pensar nuevamente a quién le va a pagar esta vez? ¿O decidir que ya es tiempo de terminar con las deudas? La elección es suya.
Reflexione acerca de este pasaje de la Biblia: “¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo?” Isa. 58:6; Todo yugo de esclavitud, incluso el de endeudarse, puede eliminarse. El apóstol Pablo nos asegura que: “Dios... suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. Filip. 4:19;
La Ciencia Cristiana nos enseña que no tenemos que tolerar la escasez, que es muy a menudo la razón principal de endeudarse. La escasez se puede sanar en la medida en que dejemos a Dios proveer toda nuestra necesidad. Esto no significa que nos sentemos cruzados de brazos, esperando una época de bonanza. Ni que corramos alegremente a los negocios con todas nuestras tarjetas de crédito, diciendo que Dios se encargará de todo.
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