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Cultura moral, requisito esencial para la curación

Del número de enero de 1980 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Las resoluciones de Año Nuevo, si las hacemos sabiamente y las cumplimos de todo corazón, pueden tener un efecto notable en nuestra salud física, como también en nuestro bienestar mental y moral. Los aspectos mentales, morales y físicos de la identidad de la humanidad están indisolublemente relacionados. Los tres tienen que mejorarse antes de que el estado normal de la perfección espiritual del hombre pueda demostrarse.

La mayoría de las resoluciones que la gente hace al comienzo de un nuevo año, podría decirse que tienen como encabezamiento la cultura moral: ser más honrados, más afectuosos, puntuales, confiables, pacientes, sobrios, ordenados y así por el estilo. Específicamente, nuestra lista de buenas intenciones podría incluir tales cosas como: pagar nuestras deudas con prontitud, no criticar jamás a otros destructivamente, confiar más radicalmente en Dios.

Es obvio que estos objetivos sean humanamente loables. Si se cumplen fielmente no sólo mejoramos y somos personas más morales, sino que preparamos el camino para tener mejor salud nosotros mismos y fortalecemos nuestra habilidad para ayudar a los demás.

Que la cultura moral es terapéutica nos lo muestra la Sra. Eddy en Ciencia y Salud donde escribe: “Nuestro sistema de curación por la Mente descansa sobre la comprensión de la naturaleza y esencia de todo el ser, — sobre la Mente divina y las cualidades esenciales del Amor. Su farmacia es moral, y su medicina es intelectual y espiritual, aun cuando se utilice para la curación física”.Ciencia y Salud, pág. 460;

El método de curación por la Ciencia Cristiana es distinto de todos los sistemas de la mente mortal. Estos sistemas dependen de la sugestión hipnótica y del control del pensamiento y pueden ser practicados por cualquier persona sin reparar en su norma de moral. Todo resultado que se logre es meramente la consecuencia de un cambio de creencia mortal, de manera que no es necesariamente permanente. El único requisito para esta clase de práctica es un conocimiento de la técnica de la manipulación mental o mesmerismo.

Por otra parte, la curación por la Ciencia Cristiana es religiosa y moral. Exige visión y convicción espirituales de parte del sanador — un reconocimiento de la presencia y poder de Dios y la certeza de que la naturaleza del ser es sin pecado, a semejanza de Dios. El sanador debe estar activamente limpiando su propia mentalidad de materialismo y tendencias inmorales. El practicista de la Ciencia Cristiana tiene que estar acercándose más a la norma de pensamiento de Cristo Jesús para discernir la verdad espiritual y tener acceso al poder de Dios, el bien, que es la única influencia sanadora.

Por supuesto, se necesita más que moralidad para demostrar la naturaleza ideal del hombre, pues ese hombre real es espiritual, hecho a la semejanza divina. Pero para la humanidad, la moralidad es un requisito preliminar para la demostración de espiritualidad. De hecho, durante varios años después de 1866, la Sra. Eddy llamó a su sistema de curación por la Mente, Ciencia Moral. Insistía entonces y siempre, en que el pecado y el sufrimiento, que son contrarios a la ley de Dios, sólo pueden ser expulsados por quienes están vigorosamente purificándose del pecado y están, por lo tanto, elevándose a un nivel superior de mora;idad y asemejándose más al Cristo. Escribe: “Para poder curar a su paciente, el metafísico tiene primero que echar fuera de sí mismo los males morales, y así lograr la libertad espiritual que le capacitará para echar fuera de su paciente los males físicos; pero no podrá curar, mientras su propia esterilidad espiritual le prive de dar de beber al sediento y le impida alcanzar el pensamiento de su paciente, — sí, mientras la penuria mental enfríe su fe y su entendimiento”.ibid., pág. 366;

Esto, por cierto, fue lo que Cristo Jesús dio a entender cuando sanó al joven epiléptico después que sus discípulos fracasaron. “Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno”, les dijo. Con la autoridad de quien no sólo conocía la irrealidad del mal sino que lo había demostrado por su propia pureza sin pecado, el Maestro “reprendió al espíritu inmundo” que había estado influyendo al joven, y el muchacho quedó liberado. Ver Marcos 9:14–29;

El cultivo de una norma elevada de moral exige dedicación, pero el expulsar los males morales de nosotros mismos se facilita por las explicaciones de la Ciencia Cristiana.

“Pagad a todos lo que debéis”, Rom. 13:7; dijo el Apóstol Pablo. Estricta honradez es esencial en todos nuestro asuntos — en cuestiones de negocios, de relaciones humanas y en nuestro deseo de acercarnos a Dios. La tendencia inmoral de evadir el pago justo de deudas legítimas indica la falta de comprensión de que Dios provee abundantemente a todos Sus hijos con todo lo que necesitan.

Cuando se suscitó el asunto en cuanto al dinero para el tributo, Cristo Jesús le dijo a Pedro que tomara el dinero de la boca del pez y pagara la deuda. Ver Mateo 17:27; Por cierto que cuando un practicista de la Ciencia Cristiana ha demostrado la habilidad de satisfacer sus obligaciones mediante una comprensión de la afluencia de Dios, está más capacitado moral y espiritualmente para ayudar a otros en cuestiones de provisión.

De igual manera, cuando ha cultivado las cualidades morales de humanidad y afecto compasivo, está mejor preparado para consolar al afligido y para curar. La propensión a criticar destructivamente es un hábito inmoral que tiende a cegar al individuo a la presencia del bien espiritual. Aparte de quebrantar la Regla de Oro, estorba nuestra habilidad de discernir la verdadera naturaleza divina de un prójimo que pueda necesitar ayuda urgente.

Y cuando quien profesa adhesión al Principio divino de la curación metafísica es verdaderamente fiel a sus ideales, su oración por los demás es eficaz. Para el que aspira a ser sanador según la Ciencia Cristiana, la obligación moral de confiar de todo corazón en Dios para satisfacer sus propias necesidades es incontrovertible. La Sra. Eddy escribe: “Si uno mismo está perdido en las creencias y los temores de la enfermedad o el pecado, y si, conociendo el remedio, no usa las energías de la Mente en su propio favor, sólo puede ejercer muy poco poder, o tal vez ninguno, en auxilio de los demás”.Ciencia y Salud, pág. 455;

Cultivar cualidades morales rinde recompensas magníficas. En cierta parábola, Cristo Jesús enseñó la importancia de multiplicar los valores humanos. Cuando un hombre dejó talentos con sus sirvientes mientras viajaba, elogió a aquellos que doblaron los de ellos en valor. Si estamos hoy en día firmes en nuestra resolución de cultivar nuestras cualidades morales, también escucharemos el elogio: “Bien, buen siervo y fiel...” Mateo 25:21. Si somos fieles sobre estas cosas temporales, de seguro que lograremos la recompensa espiritual de Vida eterna.


Pasad, pasad
por las puertas; barred el camino
al pueblo;
allanad, allanad la calzada,
quitad las piedras,
alzad pendón a los pueblos.

Isaías 62:10

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