Cuando amenazan condiciones mundiales volátiles, muchas personas recurren a la oración. La oración que encuentra las leyes de Dios aplicables al caso es un factor determinante en el restablecimiento del orden, o en obtener un orden más elevado. Algunas veces ya uno está orando específicamente sobre un tema tan adecuado a la situación mundial que no hace falta conocer a fondo los detalles de la situación.
Por ejemplo, puede ser que uno haya estado orando por mayor armonía en la familia, regocijándose en las verdades espirituales relevantes: que el hombre es la evidencia misma del ser concordante; que todo lo que está aconteciendo en la realidad divina es la expresión espontánea del orden de Dios; y que no hay nada ajeno a Dios y Su universo que pueda interrumpir este armonioso desarrollo.
Obviamente, estas verdades son universales y hacen que las leyes específicas de Dios actúen tanto sobre la situación mundial como sobre problemas personales. De hecho, este es el gozo de resolver nuestros problemas mediante la oración científica: la solución bendice a todo el mundo.
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