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Una cuestión de unidad

[Original en portugués]

Del número de noviembre de 1980 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Siempre estaré agradecida por una curación que tuve que reafirmó lo que aprendemos en la Ciencia Cristiana sobre la unidad, la inseparabilidad, de Dios y el hombre. Esta curación demostró que la creación de Dios es completa y armoniosa.

No hace mucho tiempo fui a un campamento para jóvenes Científicos Cristianos en uno de los países sudamericanos, una experiencia en extremo valiosa para mí por las lecciones que aprendí y por las amistades que hice. Me gustaría relatar una gran lección que aprendí en la Escuela Dominical del campamento, que me hizo ver todas las cosas desde un nuevo punto de vista. El maestro habló de la unidad del hombre con Dios. “Entonces, si Dios es Todo-en-todo — y Él lo es — ¿en dónde está el hombre?” preguntó. Hablamos sobre ello largamente. A medida que hablábamos, se hizo evidente que el hombre es la idea espiritual y el reflejo de Dios, que vive porque Él vive, que ama porque Él es Amor; el hombre no es un ser separado de Dios e independiente. Cristo Jesús dijo: “Yo y el Padre uno somos” Juan 10:30; y más adelante leemos en la Biblia: “Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos”. Hechos 17:28; Dios es la única Mente, y el hombre constantemente expresa esta Mente eterna, perfecta y activa.

A medida que estemos más conscientes de nuestra unidad con la Mente divina haremos la voluntad de Dios y la veremos manifestada. Su voluntad sostiene nuestro bienestar. Cuando estamos conscientes de que somos uno con el Amor, somos capaces de expresar este Amor a todas las personas con quienes nos encontramos. Mientras más conscientes permanezcamos de nuestra coexistencia con Dios, más transparente será nuestro pensamiento, a través del cual la Verdad puede aparecer, brillar y manifestarse en acción y crecimiento espiritual. A medida que aumenta nuestra certeza de que Dios nos guía, nos sentimos más llenos de alegría. Todo lo que parece discordante se elimina pues no hay lugar para ello en la consciencia divina, donde mora el hombre.

Siempre tenemos oportunidades para probar lo que estamos aprendiendo, y esto puede ofrecernos una gran aventura espiritual. Un día, un mes después de esta charla, noté que tenía algo anormal en un ojo. Vi que ésta era una oportunidad para poner en práctica lo que había aprendido en la Escuela Dominical acerca de la eterna unión entre Dios y el hombre, y trabajar sobre esta base.

Había casi terminado de leer nuestro libro de texto, Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, y estaba en el último capítulo, llamado “Los Frutos de la Ciencia Cristiana”, donde leí muchos testimonios de curaciones de la vista. Sentí que Dios me conducía a leer pasajes inspiradores de la Biblia y de los escritos de la Sra. Eddy, y que me capacitaba para entenderlos.

La interpretación metafísica que da la Sra. Eddy del término bíblico “ojos” en el Glosario, me sirvió de base para este estudio. Parte de ella dice: “Ojos. Percepción espiritual, — no material, sino mental”.Ciencia y Salud, pág. 586; Mi cometido, entonces, fue discernir la realidad espiritual, es decir, comprenderla claramente. Traté de expresar ese discernimiento espiritual, que es dado por Dios, en todo lo que leía y pensaba — discernir que el hombre, en su verdadera naturaleza, es uno con Dios y, por ello, del todo armonioso.

Los Científicos Cristianos en todo el mundo estudian las Lecciones Bíblicas, que contienen citas de la Biblia y de Ciencia y Salud. Estas Lecciones Bíblicas del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana también se leen en los cultos de la iglesia los domingos. Hay veintiséis temas en total; se estudia uno por semana y cada tema se repite des veces por año.

El tema de la Lección Sermón de esa semana era “Alma”. Leí en la Biblia: “Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido”. 1 Cor. 13:12; En Ciencia y Salud leí: “El Alma, o el Espíritu, es Dios, inmutable y eterno; y el hombre coexiste con el Alma, Dios, y le refleja, porque el hombre es la imagen de Dios”.Ciencia y Salud, pág. 120.

Para mí, estas citas juntas significan que efectivamente el hombre coexiste con Dios y refleja toda la compleción y pureza del Alma, aun cuando a veces no podamos reconocer completamente este hecho porque la consciencia humana “conoce en parte”. A pesar de esto, cuando comenzamos a comprender la unidad del hombre con Dios, la oscuridad mental se disipa, y somos felices porque sabemos que hemos progresado en nuestra comprensión y hemos sanado.

¡Y esto fue lo que sucedió! En cinco días la curación fue completa.

También usted puede confirmar por sí mismo la alegría de saber que somos uno con Dios.

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