Cuando hacemos compras, tratamos de elegir lo mejor. Seleccionamos frutas y verduras de buena calidad. Examinamos una prenda de ropa cuidadosamente. Consideramos las ventajas y las desventajas de comprar una silla, un automóvil, o una casa. Dentro de lo que podemos pagar queremos lo mejor.
¿Acaso no es lo mismo respecto al cuidado de la salud? Cuando nos enfrenta alguna enfermedad, queremos una cura efectiva — una que no sólo alivie los síntomas, sino que también elimine la causa. ¿Qué clase de terapéutica debemos elegir?
Cristo Jesús introdujo un sistema científico de curación basado en la oración de percepción espiritual y en la completa confianza en el Espíritu divino. Él enseñó a otros cómo usarlo, y la curación del pecado y de la discordia pronto llegó a ser la característica del cristianismo primitivo. Quienes eligieron este método se beneficiaron en todo sentido, — física, mental, moral y espiritualmente.
La curación cristiana está a nuestro alcance hoy en día. Cualquier Científico Cristiano que haya sanado dependiendo de medios espirituales únicamente, dará testimonio de su gratitud. Y dirá por qué está agradecido. A menudo no es sólo por su liberación del dolor y del sufrimiento, sino por el entendimiento espiritual que ha adquirido. Ha aprendido más acerca de la naturaleza de Dios, de Su bondad y de Su totalidad. Ha alcanzado nuevas percepciones de la individualidad del hombre a semejanza de Dios. Ha obtenido una convicción más fuerte de la irrealidad de la materia, el pecado y la enfermedad.
La curación espiritual, como se practica en la Ciencia Cristiana, tiene varias características. Es pura porque depende por completo de Dios, la Mente divina, y del poder de Su Palabra. Se abstiene totalmente de depender de medios materiales. Esto la libera de los aspectos negativos de tales medios — como por ejemplo: de experimentación, de esfuerzos exploratorios, o de conjeturas. La verdad científica del ser — que el hombre es espiritual y no material — se afirma y se percibe. El hecho de que Dios, el bien, lo es Todo, que Él es el Principio divino de todo lo que realmente existe, se comprende hasta eliminar la creencia en todo lo demás, incluso la enfermedad y el sufrimiento.
El diagnóstico físico no tiene lugar en la curación cristiana científica, pero lo que la Sra. Eddy llama anatomía mental ocupa un lugar muy importante. La Sra. Eddy escribe en su obra Ciencia y Salud: “La anatomía, cuando se la concibe espiritualmente, es el conocimiento mental de sí mismo, y consiste en la disección de los pensamientos, para descubrir su calidad, cantidad y origen”. Más adelante prosigue: “La anatomía de la Ciencia Cristiana enseña cuándo y cómo se han de sondear las heridas del egoísmo, el odio, la malicia y la envidia.. . El Científico Cristiano, gracias a su entendimiento de la anatomía mental, percibe y combate la verdadera causa de la enfermedad”.Ciencia y Salud, págs. 462–463;
La pureza de la curación en la Ciencia Cristiana se puede comprobar porque no produce efectos peligrosos imprevistos. Por otra parte, los medicamentos que parecen beneficiar al cuerpo de una manera, a menudo lo perjudican en otra forma. Lo que es más, el depender de los medicamentos puede llegar a ser un hábito.
Las mismas desventajas se pueden aplicar al control del pensamiento, el uso de una mente humana para influir a otra para un propósito determinado. La curación metafísica pura, el método cristiano, no emplea dominio mental, el sometimiento de nuestra consciencia al control de otra consciencia. La curación sobre una base espiritual no reconoce más que el poder de la Mente divina, cuyo gobierno benéfico y armonioso del hombre, al percibirse, trae salud y santidad al ser humano.
La curación espiritual es única porque está siempre disponible. En cualquier lugar o circunstancia en que uno se encuentre, el Amor divino está siempre a mano para sostener y sanar. Mediante la oración uno puede recibir la ayuda directa e inmediata de Dios. No se necesita ningún intermediario pues la relación entre Dios y Su semejanza, el hombre — la verdadera identidad de cada uno de nosotros — es constante e indestructible. A medida que nos percatamos de esta verdad espiritual y la aplicamos, la curación se efectúa.
Si uno sabe poco o nada sobre la Ciencia Cristiana, o si no se sana a sí mismo rápidamente mediante la oración, se puede llamar a un practicista de la Ciencia Cristiana para que ore por uno. Con esta ayuda o con la de uno mismo, se puede demostrar la verdad de esta declaración en Ciencia y Salud: “El principio deífico es omnipresente y omnipotente. Dios está en todas partes, y nada fuera de Él está presente ni tiene poder”.ibid., pág. 473;
Jesús comprobó que la curación cristiana es inigualable. Triunfa donde otros sistemas fracasan. Rechazando la creencia en cualquier habilidad personal para restaurar la salud, el Maestro le acreditaba a Dios el poder sanador: “No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre”. Juan 5:19; Estas palabras confirman la total dependencia que Jesús tenía en Dios, su entendimiento de que “todas las cosas son posibles para Dios”. Marcos 10:27; El hecho de que Dios es quien efectúa la curación, hace que este sistema terapéutico supere a todos los demás. Y cada curación provee nuevas pruebas de la totalidad de Dios, porque demuestra la nada de la materia y del estado que requirió curación, ya sea de deterioro, enfermedad, avaricia, o cualquier otro tipo de discordancia.
De este modo la curación en la Ciencia Cristiana contribuye a la salvación individual, elevando al paciente para que obtenga un sentido más claro de su naturaleza totalmente espiritual y de su eterna coexistencia con Dios, así como de su exención del pecado y la enfermedad. La Sra. Eddy destaca el papel preeminente de la curación espiritual al escribir: “Dios es Espíritu. Entonces, otros modos de curación, que no sean el espiritual y divino, violan el Primer Mandamiento del Decálogo: ‘No tendrás dioses ajenos delante de mí’. No hay ningún otro medio que haya dispuesto el cielo más que el espiritual para sanar el pecado y la enfermedad. Nuestro Maestro se ajustaba a esa ley, e instruía a sus seguidores diciendo: ‘El que en mí cree las obras que yo hago, él las hará también’. Esto es suficiente”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 221.
La curación en la Ciencia Cristiana también se distingue en otro aspecto. Mediante las enseñanzas de esta Ciencia y el desarrollo espiritual que acompaña cada curación, la gente progresará hasta el punto en que podrá demostrar la consecuente libertad de rasgos innobles y dolencias físicas. La Ciencia del cristianismo no es sólo curativa sino también preventiva. Su teología, que enseña la totalidad del Espíritu divino y la nada de la materia con su pecado, enfermedad y muerte, capacita al estudiante a prevenir la aparición de condiciones discordantes. Uno comprueba que mientras más claramente comprenda la omnipotencia y omnipresencia de Dios, más libre estará de la ignorancia acerca de lo espiritual, del temor y del pecado — las causas básicas del sufrimiento humano.
La iluminación espiritual remueve la ignorancia; el entendimiento de la presencia y omnipotencia del Amor divino destruye el temor; y la comprensión de la semejanza del hombre con Dios, y el discernimiento de la voluntad de Dios, conjuntamente con el deseo de obedecerla, liberan del pecado. Entonces se comprueba que una continua armonía es demostrable.
¿Qué tiene de especial la curación cristiana? Muchas cosas. Pero la diferencia vital es que eleva al individuo para que adquiera un sentido más claro de su verdadero ser. Nunca le deja espiritualmente donde lo encontró.
