Este momento de aflicción es del hombre de Adán:
nieblas de pesar cubren la visión.
¿Que el hombre es mortal? ¿Que hay vida en la materia? ¡Jamás!
Este momento matutino es del Padre:
glorioso amanecer del Alma infinita.
No allá ni entonces, pero aquí y ahora. ¡Para siempre!
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!