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Gratitud por la economía divina

Del número de noviembre de 1980 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Realmente no somos instrumentos inútiles en sistemas económicos que frecuentemente están en confusión, y donde la oferta y la demanda son inestables y desequilibradas. Tales sistemas no muestran la realidad. El hecho es éste: sólo estamos sometidos a la economía divina — al sistema administrativo de Dios — por el cual todo Su universo espiritual está gobernado de acuerdo con el Principio divino.

¿Cómo podemos ayudar a sanar las extensas dificultades económicas? Expresando la armonía de la creación de Dios, y comprendiendo Sus ideas espirituales. Dios, la Mente infinita, está siempre “administrando” cada aspecto de Su creación en perfecta armonía y proveyendo todo lo necesario en cada detalle.

El trabajo de oración para resolver los problemas económicos humanos no debe encenagarse en la búsqueda de posibles causas materiales o personales. El desaliento tiende a atribuir a las situaciones y condiciones discordantes lo que nunca pueden poseer — origen y permanencia.

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