Es indudable que sí. Y la clave para esta demostración es tener un concepto correcto del hombre: comprender su naturaleza, origen, motivación y propósito. Este concepto verdadero es espiritual.
Los Diez Mandamientos asentados por Moisés son la base de la ética y-la moral. Divinamente inspirados, estos mandamientos constituyen el fundamento de la ley esclarecida y el orden moral. Su inequívoca declaración del monoteísmo — que hay un solo Dios y que Él es supremo — establece el criterio a seguir para toda conducta ética y moral.
Cristo Jesús dijo claramente que sus enseñanzas apoyaban la ley. Al revelar la totalidad y perfección del ser del hombre, Jesús cumplió con el verdadero propósito de la ley. El Apóstol Pablo rindió tributo a la ley espiritual cuando dijo: “La ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte”. Rom. 8:2;
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