Antes de que yo naciera mi madre ya me había dado para adopción. Después de mi nacimiento debido a que me hallaba enferma me tuvieron hospitalizada durante tres meses. Finalmente una enfermera me llevó a la casa de mis futuros padres. El médico, que me examinó como lo requería la ley, los previno en contra de la adopción. Les dijo: “Todas sus funciones normales están dañadas; y algunas casi paralizadas. Esta criatura no durará”. “Razón de más para quedarme con ella”, respondió mi madre, una nueva estudiante de Ciencia Cristiana. “Le puedo dar la Ciencia Cristiana, y sanará mediante la oración”.
Amablemente le dijo al médico que no necesitaría más de sus servicios, y decidió que la enfermera y yo pasáramos allí la noche, y a la mañana siguiente tomarían una decisión. Mi madre me tuvo junto a su cama toda la noche, y me ha contado que ninguna de las dos dormimos. Empleó esas horas como una oportunidad para aplicar las verdades de la Ciencia. Suavemente me dijo que Dios era mi Padre-Madre; que yo era Su semejanza espiritual; que Dios era mi vida, mi salud, mi todo — y yo la miraba, mostrando que sentía el amor y la verdad que ella expresaba. Temprano a la mañana siguiente ella llamó a una practicista de la Ciencia Cristiana para que me diera tratamiento. Esa mañana retuve el alimento; y lo que es más, comí todo lo que me dieron. “Dios nos envió esta nena porque podemos darle la Ciencia Cristiana”, dijo mi madre. De modo que me quedé y prosperé.
Bajo el tratamiento de la Ciencia Cristiana, todas las funciones de mi cuerpo se tornaron activas y normales. En poco tiempo estaba rolliza e irradiaba alegría. Ya no se necesitaba más tratamiento. A la edad de dos años y medio comencé a asistir a la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana. A través de los años he sido una consagrada estudiante de la Biblia y de los escritos de nuestra Guía, la Sra. Eddy. Nunca podré expresar suficiente gratitud a Dios por haber sido criada como Científica Cristiana. Mi primera curación fue tan completa y permanente que he continuado en buena salud en todo aspecto.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!