La carencia de medios económicos no tiene por qué impedir ni amenazar nuestro progreso educativo. La Ciencia Cristiana muestra cómo aliviar la presión de condiciones económicas adversas y probar que no hay carencia en la promesa o habilidad de Dios para satisfacer nuestras necesidades.
“¡Tenemos que ser realistas!” puede usted protestar. “No podemos simplemente pasar por alto la devaluación de nuestra moneda o la inflación. ¡Ellas están haciendo estragos en nuestra vida!” Puede parecer así. Pero pensemos un momento. Se dice que las condiciones económicas de hoy en día restringen nuestro acceso a libros, alimentos, educación, transporte. Pero, ¿son estas condiciones las que realmente nos privan de oportunidades más amplias para recibir educación?
El obstáculo fundamental que impide el cumplimiento de nuestras metas de educación es realmente la confianza en la materia. El aceptar que la materia es la fuente de provisión limita el bien que puede expresarse en nuestra vida. Resentimiento por un clima económico difícil bien puede indicar falta de visión espiritual. El Espíritu, Dios, es el bien infinito, la sustancia infinita. La comprensión espiritual nos da acceso a una fuente infinita de provisión. La materia no es ni un obstáculo ni un camino para la provisión. La abundancia de todo lo que la Vida, el Espíritu, provee no está sujeta a condiciones materiales. La percepción espiritual penetra más allá de la evidencia material de privación y discierne una bendición divina.
Pero bien puede uno preguntar: “¿Cuál es la bendición divina cuando me enfrento a la inflación?” Si la inflación está ocasionando restricciones en nuestros recursos materiales, es una bendición ser impulsados a comprender que las cantidades limitadas de materialidad no restringen la provisión. Los recursos espirituales de Dios son la única base segura de provisión. Todo lo que limite nuestra confianza en la materia como la fuente de provisión trae consigo una promesa de bendición.
La Biblia ilustra esta verdad. Eliseo alimentó a cien hombres con veinte panes. Y Jesús alimentó a cinco mil con sólo cinco panes. Aunque Jesús tenía una cantidad cincuenta veces mayor de personas a quienes alimentar, no se quejó de que tuviera quince panes menos que Eliseo. No es la cantidad de fondos sino el grado de comprensión espiritual que tenemos lo que determina nuestra verdadera riqueza y abundancia. Para seguir realmente a Jesús debemos apreciar que el valor de la comprensión espiritual consiste en definir y revelar la verdadera sustancia. Ésta es una alternativa práctica para salir de la penosa rutina de depender de la acumulación de dinero para satisfacer nuestras necesidades.
Todos podemos lograr cierto grado de comprensión espiritual. Sencillamente hablando, esto significa que todos podemos discernir en alguna medida que Dios es Todo-en-todo. Podemos por lo menos vislumbrar que Él es todo sustancia, todo Vida, todo Amor; que no hay falta de amor ni de sustancia en esta totalidad. Y podemos saber que el hombre da testimonio de este amor y esta sustancia y los refleja. En efecto, el hombre los expresa ilimitadamente. A medida que se van percibiendo estas verdades, ellas se convierten en un factor poderoso para satisfacer nuestras necesidades financieras.
Bajo el título marginal “Necesidades y el abastecimiento” en Ciencia y Salud, la Sra. Eddy hace esta declaración: “A fin de comprender más, tenemos que poner en práctica lo que ya sabemos”.Ciencia y Salud, pág. 323; Un estudiante de la Ciencia del Cristo reconoce que su mayor comprensión de la Verdad tiene una influencia significativa en la elección de su carrera académica y en sus resultados. En cuanto al pago de su educación, se da cuenta de que la verdadera necesidad no es económica, sino que es practicar más en su vida la verdad espiritual.
El pensamiento teórico y abstracto desempeña un papel útil en la educación de muchos estudiantes. Pero esto no es lo que cuenta en el entendimiento espiritual ni en la práctica diaria de la Ciencia Cristiana. La Sra. Eddy continúa el consejo antes mencionado agregando: “Tenemos que recordar que la Verdad es demostrable cuando es entendida, y que el bien no se entiende mientras no se demuestre”. La provisión es inevitable y nuestra vida se enriquece cuando vivimos de acuerdo con las verdades espirituales del ser.
La comprensión espiritual mueve al corazón a sentir más amor por la comunidad estudiantil. Nos mueve a responder con más generosidad a las necesidades de nuestros compañeros, a orar para obtener la percepción espiritual que disminuirá la ambición de la competencia destructiva en los exámenes, en el campo de los deportes y en clubes sociales. Dios desarrolla Su sustancia en nuestra vida. Esta sustancia se manifiesta en cualidades espirituales. Nuestra necesidad es abastecida a medida que dejamos que estas cualidades espirituales se expresen más abundantemente en nuestra consciencia.
Mi educación estuvo constantemente acosada por problemas económicos. Un año, en las vacaciones de Navidad, se hizo evidente que no tenía fondos suficientes para pagar mis estudios del siguiente trimestre. Estaba confundido. Hasta ese momento, las verdades de la Ciencia Cristiana siempre me habían permitido resolver mis necesidades económicas. ¿Por qué todo tendría que terminar así? Al leer el Evangelio según San Lucas, me impactó poderosamente el paralelo entre las penurias del hijo pródigo y las mías. El hijo pródigo se resolvió a volver a su padre con este pensamiento: “Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros”. Lucas 15:19; Este cambio en su manera de pensar no sólo le devolvió su filiación, sino que también le trajo riquezas: anillo, vestido y una fiesta. Comprendí que la solución a mi necesidad económica estaba en este relato.
Tenía que responder humildemente a Dios, mi Padre, sirviéndole, cediendo más al Amor y a la Verdad. Comencé a darme cuenta de que éste era mi propósito básico en la universidad. Deseché las tendencias superficiales de participar en camarillas sociales y resolví practicar un amor más universal. Empecé a ver que mediante mi educación podía ejemplificar la influencia salvadora de la Ciencia Cristiana. Sentí que mis móviles cambiaban a medida que el deseo de poner en práctica las verdades de la Ciencia Cristiana se convertía en mi único propósito.
Volví a la universidad sin dinero suficiente para pagar mis estudios. Después de llegar, un amigo me dijo que había una habitación disponible a mitad del precio de la que yo tenía. Dudé momentáneamente. Me dije: “De seguro que debe ser por lo menos dos veces peor de la que tengo ahora, si cuesta sólo la mitad de lo que pago”. Pero intuitivamente reconocí que esta oferta era mi respuesta. A decir verdad, la habitación era dos veces mejor que todas las que había tenido hasta ese momento. Algunos de los días más felices de mi vida los pasé allí.
A medida que iba progresando en la práctica de las verdades espirituales que iba percibiendo, surgió la solución para el problema del transporte de ida y vuelta a la universidad. Cuando estaba trabajando de jardinero para unos amigos, hice un comentario sobre un automóvil extra que tenían — una gran camioneta verde. Con gran sorpresa escuché que me preguntaban: “¿Te gustaría tenerla?” Mis amigos se apresuraron a apodar el vehículo el “Gran regalo verde de Dios”.
Pude llevar y traer de la universidad a seis amigos con todo su equipaje, y esto me proporcionó dinero para mis gastos personales. Así fue que sin ningún recurso económico inicial en que confiar, se resolvió el problema de ingresos y de transporte. Servir a Dios, practicar el bien, fue la sencilla idea que me abrió el camino para terminar mi educación con abundancia de reservas. El Salmista dice: “Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad”. Salmo 37:3.
Muchos de nosotros estamos a la pesca de gangas, buscando ofertas super económicas o planes de descuentos que remedien el alto costo de la vida. La Ciencia Cristiana nos da un descuento que es un verdadero ahorro. Descuenta la importancia de la materialidad, lo que resulta en que tengamos todo lo que es esencial para nuestro bienestar. Cuando aceptamos y practicamos la sustancia de la Verdad y el Amor, nuestras necesidades son satisfechas.
