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Recuperando los años perdidos

Del número de marzo de 1980 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Quien haya sufrido la destrucción de esperanzas acerca de una carrera, relaciones humanas, o una combinación de estas pruebas, puede sentir que años preciosos han sido totalmente malgastados y que deben considerarse perdidos. La Biblia, sin embargo, dice: “Amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día”. 2 Pedro 3:8;

¿Podría un Dios eterno crear al hombre sujeto a los mandatos del tiempo y a las pérdidas ocasionadas por éstos? No. Éstas son creencias mortales, no conceptos de la Mente que es Amor infinito.

En nuestra verdadera identidad como ideas inmortales reflejamos el ser de Dios, la compleción del Espíritu. Ahora podemos reconocer nuestro estado espiritual verdadero y vivir diariamente la integridad de este ser verdadero. Si hemos estado luchando para lograrlo y, sin embargo, todavía tenemos desilusiones, retrocesos, aun fracasos, no debemos pensar que algo verdadero se ha perdido. El verdadero valor de nuestra vida no está determinado por los éxitos o fracasos que hayamos tenido en cierto período de tiempo. En el libro de texto de la Ciencia Cristiana por la Sra. Eddy, ella escribe: “El tiempo es un pensamiento mortal, cuyo divisor es el año solar. La eternidad es la medida de Dios para los años llenos de Alma”.Ciencia y Salud, págs. 598—599; La obediencia al Cristo nos trae recompensas eternas.

En las horas sombrías de la crucifixión algún testigo compasivo pudo haber pensado que los sacrificios que había hecho Cristo Jesús habían sido en vano en un mundo escarnecedor. Pero Jesús había enseñado y demostrado la vida en Dios. ¿Se reduciría este concepto ahora a una mera abstracción? La respuesta está en la historia bíblica. Jesús salió victorioso del concepto mortal de la vida. Y hoy su misión todavía es una reprensión a los sintéticos valores del mundo, tan seguramente como exalta lo que es genuinamante bueno.

La Biblia nos dice: “No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa”. Hebr. 10:35, 36; Podemos saber con confianza que Dios gobierna nuestra vida. Podemos pacientemente unirnos con Él en nuestros más íntimos pensamientos, midiendo nuestros deseos por Sus normas. Es importante amar como Dios quiere que amemos. La Sra. Eddy escribe: “Lo que amamos determina lo que somos”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 270. Reflejando el Amor divino, nuestra expresión de amor se hace más sabia y más pura. A medida que somos menos obstinados en lo que debemos tener o hacer, dejamos que el plan de Dios trabaje a través de nosotros por un bienestar más amplio.

Aun cuando el sentido material haya magnificado situaciones y personalidades en épocas difíciles, aparece una salida para quienes escuchan. Estos individuos descubren y valoran el contenido espiritual de la vida, sabiendo que la plenitud de su propia vida depende del grado en el que hayan aprendido y practicado el amor sin egoísmos.

Podemos estar confiados en que los esfuerzos correctos del pasado no fueron en vano. Dios los toma en cuenta. Y mientras cada cosa meritoria sea sostenida por Su ley, todo lo injusto estará sujeto a la corrección del Principio.

El hombre vive en la presencia protectora del divino Padre-Madre. El estar conscientes de esto puede desechar completamente cualquier pensamiento de años perdidos y probar que “la medida de Dios para los años llenos de Alma” es la única, verdadera y continua experiencia.

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